Sobre la fiebre amarilla (I)

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En el siguiente artículo el doctor Herbert Stern, médico oftalmólogo e investigador habla sobre la fiebre amarilla y su impacto en la República Dominicana.

Santo Domingo.-A lo largo de nuestra historia, algunas enfermedades, como la fiebre amarilla, causaron estragos en las tropas extranjeras que pisaban nuestro territorio.

Tanto las tropas inglesas, como francesas o españolas fueron diezmadas por esta enfermedad, que aparece descrita desde los tiempos de la colonia, como vómito negro entre otras.

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Sin embargo, consultando un trabajo presentado por el entonces bachiller Pablo Duarte Mendoza al doctor Heriberto Pieter, nuestra República ha sufrido varias epidemias de fiebre amarilla.

En el año de 1803 se declaró una epidemia que azotó la isla e hizo estragos en casi todos sus habitantes. Para esta época trataron los franceses de apoderarse de la Isla, para la cual llegó una expedición al mando de Leclerc, compuesta de 14 mil a 15 mil hombres.

La mitad de esta expedición pereció a causa de esta epidemia. Sobre esta epidemia encontramos datos en la tesis del doctor Pedro Ricart, presentada en la Universidad de París, sobre los viejos tratamientos de la fiebre amarilla.

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Sobre esta epidemia dice el doctor Bally, médico colonial en Santo Domingo, que presenció la epidemia y que ensayó el tratamiento de sangría que se usaba en aquella época, pero sin ningún éxito.

Epidemia del 1861 al 1865. En la muy conocida obra del general Gándara, “Anexión y Guerra de Santo Domingo, publicada en la imprenta del Correr Militar de Madrid, en el año 1884, nos da una interesante referencia sobre los asuntos médicos del país durante la época de la Anexión. Uno de los principales asuntos es el que se relaciona al papel desempeñado por las enfermedades y muy particularmente las fiebres y, entre ellas, la fiebre amarilla.

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José Ramón Abad, en su Reseña General, geográfico estadística, redactada por orden del Ministro de Fomento y Obras Públicas, Pedro P. Garrido, y publicado en Santo Domingo en 1888, se refiere en algunos lugares a lo que se llama “la triste celebridad” que había adquirido nuestro país después de la derrota de Leclerc en 1802.

Las inglesas y finalmente las tropas españolas en la época a que nos estamos refiriendo. Aduce él que las condiciones de esta época no eran peculiares a nuestros climas y que las pérdidas españolas muy particularmente deben ser atribuidas a la mala organización sanitaria que ellas tenían.

Durante la Guerra de Anexión, los españoles fueron duramente castigados por las enfermedades, principalmente por el paludismo y la fiebre amarilla.

Tan pronto llegaron a la isla las tropas españolas, hubo una epidemia de fiebre amarilla. Las primeras tropas estaban compuestas por el Batallón de Valladolid. El doctor Yllas y Vidal, hace una buena descripción de ella y afirma que se trataba de tropas no aclimatadas al trópico.

Durante el mes de noviembre 58 hombres fueron atacados de Fiebre amarilla, de los cuales 28 lo fueron de suma gravedad. Fallecieron 10, lo cual representa el 17 por ciento de mortalidad, cifra relativamente baja como señala el autor, lo cual atribuye él a los conocimientos que sobre esta enfermedad tenía el médico encargado de la asistencia, doctor Antonio Pons y Cadinach.

Finalmente terminó la fiebre amarilla después de varias alternativas de ascensos y descensos en la segunda quincena del mes de diciembre de 1861. El total de enfermos de fiebre amarilla de agosto a diciembre del 1861 ascendió a 157 casos, de los cuales sólo fallecieron 32, lo que representa un 20 por ciento.

Desde el mes de abril al 30 de diciembre del 1861, se registraron 334 casos, con una mortalidad de 25 por ciento.

La mortalidad por fiebre amarilla en el curso del año de 1861, representa la tercera parte de la mortalidad total, pues, como veremos al final del año referido habían fallecido un total de 270 hombres.

Las poblaciones que más sufrieron de fiebre amarilla fueron Samaná y Puerto Plata, en ningún momento hubo una completa generalización a todo el país.

El siguiente año de 1862, en el comienzo hubo pocos casos, sin embargo, en el segundo trimestre ingresaron en los hospitales y enfermerías 937 casos de fiebre amarilla, lo que coincide con la llegada de nuevas tropas que carecían de inmunidad o de aclimatación como era costumbre decir en aquella época.

En el tercer trimestre, descendieron los casos de manera considerable, y sólo se reportaron 288 casos de fiebre amarilla. En el cuarto trimestre no se reportó ningún caso.

Por el doctor Herbert Stern

resumendesalud@gmail.com