Es interesante la iniciativa que hemos visto recientemente anunciada en los medios de difusión, tratando el tema de la creación de una red de patronatos y voluntarios para asistir en los aspectos de cultura y salud.
A lo largo de la historia de nuestra medicina los patronatos o las sociedades benéficas han hecho mucho por las labores de los centros de salud.
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En un documento fechado junio 17 de 1920 el gobierno de ocupación militar se dirigía a un grupo de sociedades benéficas que estaban edificando hospitales en varias localidades del país.
En la ciudad de Santo Domingo, había iniciado sus operaciones el hospital Padre Billini, con el auspicio de la junta de beneficencia.
En Santiago la Sociedad La Caridad, había iniciado desde finales del siglo XX aprestos para construir un hospital que sería el San Rafael, precursor de lo que hoy es el hospital José María Cabral y Báez.
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En esa comunicación se le explicaba al presidente de la Sociedad La Caridad de la disposición del gobierno militar de apoyar, mediante la recién creada Secretaría de Sanidad la puesta en operación del hospital.
Decía el comandante Hayden: “Estamos en extremo ansiosos para los intereses en general de Santiago de poner ese hospital en su debido orden tan pronto sea posible y para este fin deseamos proporcionar toda la ayuda financiera que podamos”.
Es un ejemplo de alianzas gubernamentales con sectores de la sociedad civil. Naturalmente esa ayuda estaba sujeta a una seria de condiciones o requerimientos que garantizarían la operación del hospital bajo las normas del gobierno militar.
La estructura sugerida era que la organización benéfica como el caso de la Sociedad La Caridad, que manejaba una lotería para generar fondos para el hospital, seguiría actuando como junta de directores, que sería un cuerpo consejero para el hospital.
Pero esa junta no tendría potestad administrativa, ya que el Hospital sería manejado por un director médico y un administrador, ambos designados por el secretario de Sanidad.
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Además se estipulaba que las acciones del hospital estarían sujetos a los reglamentos y regulaciones que la ley estipulaba. En fecha 9 de julio se dirigió una comunicación al presbítero Lamarche, quien era presidente de la Sociedad La Humanitaria de la ciudad de La Vega.
La comunicación tenía rasgos similares a la antes mencionada e incluía a la Sociedad Amigos de los Pobres como parte de las entidades que podrían contribuir a la construcción y puesta en funcionamiento del centro.
Siguiendo las comunicaciones, en fecha 12 de julio, se dirigió Hayden al presidente de la Junta de Ornato y Beneficencia de San Francisco de Macorís y al presidente de la Logia Perseverancia #13, de la ciudad de Moca.
Este es un magnífico ejemplo de las posibilidades que la asociación público privada pueden sean efectivas en beneficio de la salud de los dominicanos.
Recientemente cuando se creó la ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar, se creó un patronato que incluía a figuras relevantes de la salud y la sociedad dominicanas.
Los patronatos tienen un rol importante en la salud y deben ser incluidos en los planes sanitarios.
Al examinar nuestra historia vemos que la experiencia de esas organizaciones son un gran aporte. Que mejor experiencia y orientación puede recibir un sistema de salud de una institución como el Patronato de la Diabetes, o el Patronato de Ciegos, o la Asociación Dominicana de Rehabilitación, por citar solo algunas de esas organizaciones que dedican tiempo, dinero y esfuerzo a ofrecer servicios que benefician a toda la población.
Sus conocimientos, sus instalaciones deben estar dentro de nuestro sistema de salud. Sería un importante ahorro de recursos, de inversión por el estado, pero además sería un gran beneficio para nuestro país.