Santo Domingo.- Cuando a principio de año se inauguró el lema gubernamental, “Año de la consolidación de la seguridad alimentaria” poco se sabía de lo que estaba por verse en todo el mundo.
Los efectos que tendría el COVID-19 en esta meta además de la Agenda 2030 y el Objetivo de Desarrollo Sostenible de Hambre Cero (ODS-2), sin mencionar en detalles lo que pasará con todas las enfermedades crónicas no transmisibles y demás marcadores sanitarios y socio-económicos.
Definitivamente esta situación ha sido ‘sin precedentes’ y estos han sido temas de gran envergadura entre los diferentes actores que tienen la potestad para crear un impacto en contrarrestar los efectos devastadores que esto va tener e incluso ya está teniendo sobre la población mundial.
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El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, declaró en un foro político de alto nivel, donde se encargan de revisar las metas de la Agenda 2030 y los avances ocurridos, “en un momento en el que necesitamos desesperadamente ir hacia adelante, el COVID-19 nos puede retrasar años, incluso décadas, dejando a los países con retos fiscales masivos y crecientes. La crisis nos aleja aún más de los ODS”.
Recientemente, el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP) y el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) lanzaron la serie de la revista The Lancet “La doble carga de la malnutrición DCM-2019). Cuando esto se preparaba se desconocía lo que el cambio de año traería.
Los datos ahí representados eran los que se habían recopilado hasta el momento. Igualmente, en el documento, que incluye editorial, perspectivas, comentario y la serie doble carga de la malnutrición 1, 2, 3 y 4 que tratan desde las dinámicas de la DCM, su etiología y consecuencias para la salud, acciones de doble propósito donde mencionan estrategias en programas y políticas para el abordaje y finalmente los efectos económicos de esta DCM.
Llama mucho la atención la sección ‘perspectivas’ donde se habla sobre el perfil de Corinna Hawkes quien es la actual directora del Centro de Políticas Alimentarias de la City University of London, Reino Unido y autora del artículo ‘La doble carga de la malnutrición 3’ que se enfoca en las acciones de doble propósito: aprovechando las oportunidades de programas y políticas para abordar la malnutrición en todas sus formas.
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Nos llama la atención que su historia familiar con la nutrición data desde su bisabuelo, bioquímico sir Frederick Gowland Hopkins, Premio Nobel por su investigación sobre las vitaminas, su madre quien fue una luchadora incansable de mejorar la comida donde asistió su hija Hawkes, sin haber obtenido grandes logros.
Estos hechos posteriormente llevarían a Hawkes después de haberse graduado con título en Geografía, de incursionar en la carrera en Política Alimentaria, con el sueño de diseñar iniciativas que hicieran de las comidas deliciosas, comidas saludables y asequibles a su vez.
Su lucha con estos temas inicia a principio del nuevo milenio donde comienza a debatir temas tan importantes como ‘comercialización de alimentos no saludables para niños’ asombrándose con las facetas de la industria alimentaria y sus campañas agresivas, sobre todo en la promoción de bebidas azucaradas.
Su curriculum es amplio y no termina ahí. Nuestra preocupación va en el orden que estos temas no son de estos tiempos, vienen de más atrás y al parecer aún falta mucho para que sean resueltos.
En los documentos de The Lancet aprendemos sobre proyectos y políticas que se pueden utilizar para enfrentar este gran dilema y que es necesario que se involucren actores de todos los sectores: desde pequeños agricultores, pequeñas y medianas empresas, asociaciones de consumidores y la participación ciudadana- grupos marginados, niños, adolescentes, jóvenes, padres, madres y educadores incluidos.
Involucrar a la industria permitiéndoles participar en diálogos, mas no en toma de decisiones, ni en la formulación de políticas públicas.
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En esta semana nos hemos encontrado con el artículo del Diario Libre sobre el giro que tendrá la estadística de acceso a una dieta saludable, que arrojó el Informe elaborado por agencias de las Naciones Unidas donde figuran: FAO, FIDA, OPS/OMS, PMA y UNICEF que solo un 16 por ciento de la población Dominicana no tiene acceso a una dieta saludable con los ingresos recibidos (alrededor de 4.06 dólares por persona).
Igualmente se había visto una disminución en la República Dominicana de un 19.3 por ciento (2004) a un 5.5 por ciento (2019) en el indicador de subalimentación.
Sabemos que aun con esas cifras, estábamos ‘nadando contracorriente’ en la “carrera” hacia el 2030 y que ahora esta situación se ha agravado.
Esto nos debe servir para poner este tema con carácter de urgencia sobre la mesa, en los diversos ámbitos, involucrando a todas las personas, para que podamos revertir eventualmente los efectos de esta pandemia y quien sabe si volvernos a encarrilar hacia la tan necesitada meta de 2030.
Recordar las palabras del discurso inaugural del presidente de los EEUU, John F. Kennedy, “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tu puedes hacer por tu país”.
Acercándose una nueva etapa en la gobernanza de la República Dominicana y con las grandes expectativas que tiene el pueblo, parecería un excelente comienzo para nuestra nación si todos nos hiciéramos esa pregunta y trabajaremos hacia el bien común de todo el país.
Por Dra. Yleana Muñoz
Vicepresidente SODONUCLIM