Santo Domingo.- La situación sanitaria creada a raíz del nuevo coronavirus, ha aumentado el uso de la telemedicina y teleconsulta.
“La transformación digital del sector salud ha cambiado los paradigmas y con ello a todos los actores involucrados. Por esta razón la educación es esencial, pues sin información accionable, las tecnologías, los protocolos y los tratamientos no funcionarían”, expone Fedor Vidal, CEO de Arium Health.
La plataforma tecnológica Arium Health se ha convertido en la más completa solución para todos los actores que integran el sector salud y promete optimizar sus servicios mediante cuatro pilares fundamentales: tecnología, educación, data y entendimiento.
En ese sentido, el experto en negocios de salud aclara las diferencias entre telemedicina y teleconsulta para una mejor comprensión entre los pacientes.
La telemedicina abarca diversas herramientas y enfoques, convirtiéndola en la sombrilla que aglutina todos los servicios y procesos clínicos que se hacen de forma remota o no presencial usando tecnología.
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“Por ejemplo, si se desea obtener una segunda opinión médica de forma remota. En ese caso, dos o más doctores pueden reunirse de forma virtual para discutir un diagnóstico clínico. Ambos están analizando el récord electrónico del paciente. No es solo una videollamada”, explica Vidal.
Por su parte, el monitoreo remoto a distancia es la tecnología que se conecta con otros equipos y transmite data para proveer visibilidad sobre una condición. Un modelo de esto sería un paciente diabético.
“Cuando el paciente mida su nivel de glucosa, el glucómetro envía información al récord electrónico y alerta a su médico o enfermera de que hay que intervenir. Otros modelos similares son, pesos digitales, monitores cardíacos y medidores de oxigenación”, indica el especialista.
La teleconsulta, consiste en una cita remota usando la tecnología. Esto no es solo una llamada por aplicaciones como zoom o whatsapp. Además, posee componentes importantes que deben estar conectados con la plataforma de récord electrónico, protocolos clínicos y elementos de seguridad, bioética y confidencialidad.
Las teleconsultas, han sido una de las herramientas de la telemedicina que más se ha impulsado en los últimos tres años por varias razones. La principal ventaja es la conveniencia entre el paciente y doctor. A su vez, hace más eficiente la práctica clínica priorizando las actividades presenciales para consultas que si lo requieren y disminuye costos asociados a desplazamientos y tiempos muertos.
Vidal destacó, además, que se tiene una falsa creencia de que las teleconsultas reemplazan a las consultas presenciales y la respuesta es no, “estas son complementarias. Hay protocolos para identificar cuando son apropiadas”.
COVID-19 incrementa las teleconsultas
La pandemia del COVID-19, ha impulsado con mayor fuerza la tendencia de usar la teleconsulta, expandiéndose y sobrepasando en un cien por ciento el incremento en algunos proveedores.
“Mi opinión es que la adopción se acelerará, pero se normalizarán los escenarios con relación a cuándo usarla y cuando no (por ejemplo, visita de seguimiento, o inicial versus visita de estudio exploratorio)”, añade Vidal.
La teleconsulta, deberá ser un estándar de atención demandado por los pacientes e imprescindible para un proveedor. Su adopción abrirá la puerta para que otros modelos de telemedicina sean implementados con mayor facilidad, brindando conveniencia al paciente, aumento de productividad a los proveedores y mejor data para intervenir a tiempo.
“La salud digital más que real es una necesidad, un deber para con el sistema y una obligación para con el paciente. Nuestro sistema no puede mantenerse de forma manual, sin intercambio de datos, con procesos y estructuras ineficientes que generan lentitud, retrabajo, pero sobre todo que no generan información”, agrega el experto.
“Cada vez que hablamos de salud digital debemos relacionarla con prevención, atención primaria y salud poblacional. Un récord médico electrónico, por ejemplo, sin inteligencia para soportar las decisiones clínicas del proveedor basado en evidencia, una receta electrónica sin farmacovigilancia, o una interacción digital sin acciones específicas, no generan valor”, puntualiza Fedor Vidal.