Trayectoria científica abre paso a estudio de serpientes

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lomontese.jpgEl doctor Bruno Lomonte Vigliotti, una de las mentes más destacadas en el ámbito científico nacional y quien, en buena hora, hace más de 50 años decidió convertir a Costa Rica en su hogar.

Esa decisión, que en primera instancia parecería individual, abrió las puertas para que el país cuente con un conocimiento invaluable que hoy impacta la vida de cada costarricense que se salva cuando sufre de un envenenamiento por mordedura de serpiente.

Con 62 años de edad, y casi 40 años de aportarle al país desde el Instituto Clodomiro Picado (ICP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), el rostro de este experimentado científico refleja el trabajo duro, la experiencia pero, sobretodo, la satisfacción; y no es para menos.

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El aporte del doctor Lomonte le permitió al país lograr algo casi imposible para una nación en vías de desarrollo: innovar con tecnología y conocimiento de primer nivel para contribuir y mejorar la producción de sueros antiofídicos.

Ese esfuerzo, que se unió al talento de un equipo de profesionales del ICP-UCR en distintas áreas, sumó para que actualmente Costa Rica sea el único en la región de Centroamérica y del Caribe en ser autosuficiente en la producción de sueros antiofídicos.

Sí, un país pequeño del istmo, pero suficientemente capaz de proteger a su población sin depender del extranjero, o de las grandes causas farmacéuticas cuya producción de antivenenos es de desinterés por considerarlo como un negocio poco rentable.

En palabras del doctor José María Gutiérrez, fiel colega y compañero de distintas investigaciones, el doctor Lomonte es un ser humano “brillante, con una enorme capacidad de trabajo y con el mérito de haber abierto nuevas líneas de trabajo e investigación”. El Dr. Gutiérrez tiene razón, pues no cualquier especialista se atreve a abrir caminos en áreas científicas poco exploradas.