El gobierno ucraniano prohibió que se homologuen vacunas contra el Covid-19 desarrolladas o producidas en Rusia.
Los políticos prorrusos apuestan por el uso de la vacuna Sputnik V en Ucrania, que todavía no cuenta con ningún inmunizante, pero las autoridades -prooccidentales- rechazaron la idea, al considerar que Moscú, que apoya la rebelión armada del este del país, utiliza sus inyecciones como un arma geopolítica.
Ucrania declaró oficialmente a Rusia «país agresor» después de que Moscú se anexionara en 2014 la península ucraniana de Crimea, lo cual desencadenó una guerra con los separatistas prorrusos en el este, apoyados política y militarmente por el Kremlin, según Kiev.
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El 1 de febrero, los separatistas anunciaron el inicio de una campaña de vacunación en los territorios que controlan con el inmunizante Sputnik V.
El gobierno de Kiev culpó a la competencia de los países ricos de su problema de abastecimiento de vacunas y pidió ayuda a la Unión Europea.
Ahora, espera la llegada de un primer lote de vacunas en el marco del programa Covax, gestionado por la ONU, que debería suministrar al país ocho millones de dosis en total.
Kiev también pretende utilizar 12 millones de dosis de las vacunas desarrolladas por AstraZeneca y Novavax, fabricadas en India por Serum Institute; y comprar entre 1,9 y 5 millones de dosis de la vacuna china Sinovac, si su eficacia fuera de al menos el 70%.
Ucrania, una exrepública soviética de unos 40 millones de habitantes, ha registrado hasta la fecha más de 1,2 millones de casos de Covid-19, incluyendo más de 24.000 decesos.