Santo Domingo.- Estamos en una nueva era, en la que se gira alrededor de la pandemia y las vacunas.
Gracias a Dios los científicos han elaborado vacunas que prometen poner fin, o por lo menos controlar, esta enfermedad.
En esta ocasión queremos referirnos al posible efecto de las vacunas sobre algunos hallazgos descritos en estudios mamarios de seguimiento, en paciente que antes eran normales.
En sentido general las vacunas son moduladores inmunitarios que generan una respuesta de defensa al huésped.
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Respuesta que se produce inicialmente en estaciones regionales llamadas ganglios linfáticos, que pueden estar distribuidos en grupos (niveles) por todo el cuerpo.
Es de entender entonces, que en la etapa aguda de la respuesta inmunitaria los ganglios linfáticos cercanos a la zona de vacuna aumenten de tamaño y se hagan palpables.
En el caso particular, de la vacuna contra el Covid-19, la vacuna se aplica en cualquiera de los dos brazos. Por la cercanía a la axila correspondiente, a la clavícula y al cuello, podrían verse inflamados los ganglios situados allí.
Las características de un ganglio inflamado o reactivo, se parecen a un ganglio con cáncer a la inspección simple y a la palpación. Aunque en exámenes por imagen se diferencian en general por su apariencia arriñonada, oval o almendrada en la cual el eje máximo es al menos 3 veces el eje corto.
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Además se observan la persistencia del hilo graso central aunque la capa cortical del ganglio esté engrosada, cosa que no ocurre en general en los ganglios enfermos por cáncer.
Esta situación me resulta similar a la ocurrida cuando estuvimos afectados por la epidemia de la chicunguya. En aquella ocasión, aumentó por mucho las indicaciones de biopsias de ganglios axilares, producto de la confusión que generó el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos durante y después de la enfermedad.
Por supuesto el resultado fue en la mayoría ganglios reactivos a un proceso inflamatorio sistémico.
Por supuesto, que en este caso existe una alerta ya dada por médicos en países como Estados Unidos, que están más avanzados en su proceso de vacunación.
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Han observado la aparición de adenomegalias o ganglios aumentados de tamaño, en imágenes mamográficas y en exploraciones de ultrasonido en el contexto de exámenes de rutina.
Donde este hallazgo podría ser más preocupante, es en el caso de pacientes en monitoreo de respuesta a quimioterapia por una enfermedad cancerosa y en pacientes con diagnóstico reciente en estudios de extensión. Por lo que este hallazgo puede generar confusión al médico tratante y ansiedad en el paciente.
Entonces, ante la presencia de ganglios axilares, supra e infraclaviculares y en niveles bajos del cuello aumentados de tamaño, debemos preguntar si existe el antecedente de vacunas recientes para Covid en el mismo brazo del hallazgo. Además debe hacer un registro de la fecha exacta de la vacuna, en caso en haberla.
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Desde los estudios de ensayo clínico de las vacunas Pfizer y Moderna se describen estos efectos. En específico Moderna, el 11.6 % de los paciente informó que los ganglios aumentaron de tamaño después de la prime dosis.
Sociedades de médicos especialistas sugieren programar al menos 4 a 6 semanas la realización de exámenes mamarios de rutina después de la vacunación.
Por supuesto que siempre existe, para estos casos en que las adenomegalias sean significativas y el contexto clínico lo amerite, la posibilidad de una biopsia por punción dirigida por ultrasonido en la cual se disiparían las dudas.
Por Dra. Rosa Veras
Médico radióloga
Gerente de Imágenes de Braca
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