La cesárea: el viacrucis de la mujer

“Debe hacerse todo lo posible para realizar cesáreas a todas las mujeres que lo necesiten en lugar de intentar alcanzar una tasa determinada”. OMS, 10/04/2015.

Como oxígeno al asmático,  cae este llamado en el momento en que la reducción  mortalidad materna en el país ha sido la piedra en el zapato de las pasadas administraciones del Ministerio de Salud y el objetivo de la presente administración bajo la conducción de la Dra. Altagracia Guzmán Marcelino.

Basado en dos estudios que para el Departamento de Salud Reproductiva e Investigaciones Conexas de la Organización Mundial de la Salud efectuara el Programa Especial PNUD/UNFPA/UNICEF/OMS/Banco Mundial de Investigaciones, Desarrollo y Formación de Investigadores sobre Reproducción Humana, la OMS alertó a los sectores de salud de los países del mundo acerca del aumento de la tasa de cesárea sin aportar beneficios a la salud de la mujer y los niños.

Un grupo de expertos, convocados por la OMS para el análisis de los estudios, llegó a las siguientes conclusiones: Las cesáreas son eficaces para salvar la vida en las madres y los neonatos solamente cuando son necesarias por motivos médicos y bajo ninguna circunstancia la tasa debe ser superior a un 10%; las cesáreas pueden ocasionar complicaciones y discapacidades significativas incluso la muerte, especialmente cuando son efectuadas en lugares que carecen de instalaciones o de capacidad para realizar cirugías de forma segura; debe hacerse todo lo posible para realizar cesáreas a todas las mujeres que lo necesiten en lugar de intentar alcanzar una tasa determinada.

En pocas palabras, la OMS alerta a los sectores de salud de los países que exhiben tasas de cesáreas por encima del 10%, sobre el sometimiento a las mujeres y los niños a un procedimiento innecesario, pues, no le aporta beneficios para la salud y mucho menos disminuye posibilidad de muerte, por el contrario, los somete a un doble riesgo: el de la cirugía y al de la calidad de la atención.

La cesárea es la cirugía más frecuentemente realizada y solo está clínicamente indicada cuando en el proceso del parto vaginal aparece una condición que pone en riesgo la vida de la madre o del niño, lo que ocurre en no más del un del 10% mujeres que van a parir, sin embargo en los hospitales del país se efectúa la cirugía entre el 30% y 50%% de las mujeres y en las clínicas en más del 70% de las mujeres en la misma condición. 

Esta intervención está  presente en la mayoría de las muertes evitables de las mujeres que acuden a dar a luz a los hospitales y clínicas del país, además se calcula que por cada muerte evitable de cesareadas sin razón médica se complican diez madres sobrevivientes.  

Entre las complicaciones más frecuentes se encuentran el sangrado, la infección del útero y la dificultad para próximos embarazos, pues, aumenta la posibilidad de que la placenta se inserte en un lugar incorrecto en el útero en un 40% para el segundo embarazo y un 60% a partir de un tercero.  Además, de que la operación cesárea por sí misma y por las complicaciones aumenta considerablemente el gasto de los recursos del sistema de salud que puede ser destinado a otros servicios. 

La muerte evitable de la mujer luego de haber tenido un parto por cesárea en los hospitales y clínicas del país es un componente importante de la tasa de muerte materna general.  La dificultad para abordarlo se puede observar cuando vemos que, de las dos metas para mejorar la salud materna, Quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio, a pesar de haber logrado la cobertura profesional para la asistencia a la mujer en el momento del parto no así logramos reducir la razón de la muerte materna, lo que constituye un contra sentido para la comunidad médica internacional.

Es probable que la explicación a este contrasentido se encuentre en las explicaciones dadas a la prensa por el presidente del Colegio Médico Dominicano, Dr. Pedro Sing, y por el saliente directivo  de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia, Dr. Mario Lama.  

Mientras para el primero puede ser un problema de formación, por lo que plantea la revisión en las universidades del contenido de la enseñanza en cuanto a la importancia del parto por vía vaginal, para el segundo el problema puede tener una dimensión ubicada en la frontera ético-jurídica, al destacar un conflicto de interés en la relación médico parturienta cuando opta por una intervención costo beneficio  favorable a las fianzas del prestador a una riesgo beneficio contraria a la seguridad de la paciente y el niño por nacer.

Es cierto que en la razón de la mortalidad materna general intervienen múltiples factores externos al sector salud, pero la muerte materna evitable solo es responsabilidad de los hospitales y clínicas del país.  Entre los factores se encuentran la realización de las cesáreas sin clara justificación médica, a lo que se agrega la calidad del servicio por no cumplir los centros los estándares mínimos de tención.  Esta situación transforma una condición fisiológica, el parto, en el viacrucis que lleva a la mujer hasta la muerte. ¡Evitarlo! Está en nuestras manos.
   

Por Roberto Lafontaine