Causas y tratamiento adecuado de la urticaria crónica fue el tema del cónclave médico auspiciado por la Asociación Norte de Alergia, Asma e Inmunología Clínica (ANAAIC).
La exposición estuvo a cargo de la doctora Alicia Ureña Tavera, alergóloga, quien aseguró que quizás la mayoría no la conozcan con su nombre médico, pero aseguró que muchos la han padecido o tiene alguna persona allegada que la han presentado en algún momento.
El doctor Guillermo Ángeles, presidente de la Asociación Norte de Alergia, Asma e Inmunología Clínica, manifestó su preocupación por los efectos de la urticaria.
Motivó el análisis del problema en ese encuentro científico, donde tuvo participación también la Sociedad Dominicana de Dermatología, que preside la doctora Belkis Martínez, presidenta de la regional Norte.
El doctor Angeles sostuvo que la urticaria es una enfermedad caracterizada por la manifestación de habones (ronchas), angioedema (hinchazón) o ambos”.
Por su duración, se clasifica en aguda (duración menor de 6 semanas) o crónica (mayor a las 6 semanas). Si la clasificación está basada en la causa de la enfermedad, existen otros tipos.
Se promedia que aproximadamente un 10% de la población la padecerá en algún momento durante su vida, lo cual nos habla de cifras muy importantes”, sostuvo.
Las causas de la enfermedad van desde alergia a medicamentos, alimentos, infecciones por virus, parásitos, el frío, el calor, el estrés o alguna enfermedad sistémica importante como por ejemplo el lupus eritematoso sistémico, entre otras.
Y manifestó que existe además un gran número de personas en los cuales no se encuentra una causa en concreto, clasificándose a este grupo como ¨Urticaria crónica idiopática¨ o de causa desconocida.
Dijo la doctora Ureña Tavera que la importancia de esta enfermedad no solo radica en su alta tasa de incidencia, sino también en el grado de afectación de la calidad de vida del paciente.
Sostuvo que existen muchos casos en los cuales se ven afectadas las actividades de la vida diaria de las personas, así como también el descanso.
Por Indira Vásquez