Santo Domingo.- «Es inaceptable que tratar un cáncer cueste más que comprar una casa”, cruda afirmación que hizo hace algunos años el científico británico Paul Workman, y es que ser diagnosticado con una enfermedad de este tipo no sólo provoca fuertes malestares en quienes la padecen a nivel físico y emocional, sino que también puede colocar en jaque mate la estabilidad económica de la familia.
De acuerdo al Organismo Mundial de la Salud (OMS), el impacto económico del cáncer es sustancial y va en aumento cada año. Según las estimaciones, el costo total atribuible a la enfermedad asciende a algo más de US$ 1,16 billones.
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Gastos en fármacos, terapias, cirugías, implantes mamarios, dietas especiales, transporte, componen la amplia lista que debe de asumir un paciente de cáncer según su condición, en muchos de los casos sin la posibilidad de un plan financiero que le permita poner frente a la dura situación.
Según el Ministerio de Salud, esta enfermedad es uno de los motivos de gastos más importante que se tiene en “alto costo”.
Los cánceres que causan un mayor número anual de muertes son los de pulmón, hígado, estómago, colon y mama, según investigaciones del Organización Mundial de la Salud.
De acuerdo a estadísticas en República Dominicana, los casos de esta afección siguen incrementando notablemente cada año.
Régimen Subsidiado vs Contributivo
De acuerdo a la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (SISALRIL), desde el año 2007 a octubre 2019, han sido afiliados un total de 3 millones 659 mil 666 personas de escasos recursos económicos al Régimen Subsidiado del Seguro Nacional de Salud (SENASA), el cual les cubre el 100% de sus gastos médicos, sin límites en cuanto al monto.
Violeta Pérez, una joven profesional de clase media, expresa que contar con el subsidio de SENASA, ha sido un desahogo para el bolsillo de la familia, ya que gracias al mismo ha podido costear gran parte los tratamientos de su madre, quien sufre actuamente de “cáncer tipo carcinoma”.
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Según indica la joven, en medicamentos para tratar el mal que aqueja a su madre, la familia tiene un consumo promedio de RD$18,000.00 cada 21 días, monto que es cubierto en su totalidad por el seguro.
Detalla que previo a “conseguir” afiliar a su mamá al referido seguro de salud, la familia tuvo que pagar la primera sesión de quimioterapia, la cual les costo RD$ 35.000.00, uno sola aplicación; pero afortunadamente en lo sucesivo, SENASA, ha cubiertos los demás ciclos del tratamiento.
Sin embargo, dice que pese a los esfuerzos que realiza el Gobierno, existe una marcada debilidad debido a la gran demanda de los centros hospitalarios públicos, los tiempos de espera y los procesos son muy prolongados.
Por otro lado, está el costo de la vida diaria, el cual incrementa considerablemente, según afirma Violeta, “el costo de la alimentación es más caro ya que requiere de una buena alimentación, productos orgánicos, los cuales suelen ser mas costoso y suplementos para ayudar al organismos a recuperar más rápido después de las quimio”.
Para otros el panorama puede ser más desalentador, el director médico del Instituto Oncológico Dr. Heriberto Pieter, doctor José Ramírez Félix, asegura que con frecuencia se identifican casos de pacientes que pese a que cuentan con su seguro, no pueden aplicarse sus tratamientos por falta de un pasaje para trasladarse al centro asistencial de salud.
En cuanto a los seguros privados desde el 2007, a octubre del 2019, se encuentran afiliados un total de 4 millones 286 mil 237 personas. Este régimen ofrece una cobertura de 80% para las enfermedades catastróficas, o de alto costo, como suelen llamarles, dentro de las cuales se incluye el cáncer; pero el valor autorizado tiene un límite anual de un millón de pesos.
La joven Laura Deschamps, quien perdió a su padre recientemente a causa de un cáncer pulmonar que hizo metástasis en el pericardio, relata que a pesar de contar con un seguro médico de carácter privado, los gastos que tenían que cubrir eran insostenibles.
Expresa que entre fármacos, alimentación especial, taxis e incluso servicios ambulatorios, tenían un gasto semanalmente de RD$13,500.00, sin incluir la diferencia a pagar del 20% por consultas médicas, no cubiertas por el seguro.
Hay quienes opinan que pagar una diferencia de un 20% ante enfermedades como éstas, denominadas catastróficas, representa una amenaza para la estabilidad financiera de muchas familas que atraviesan esta situación con algún pariente o la suya propia.
El doctor Ramírez Félix, dice no estar de acuerdo en que las Administradora de Riesgos de Salud (ARS), clasifiquen las enfermedades en “catastróficas y “comunes”, porque entiende que simplemente son enfermedades que deben de estar dentro de la cobertura de salud y como tal deben de ser tratadas.
En el caso de la familia Deschamps, según indica Laura, tras un internamiento de su padre de dos días en un centro de salud privado, la familia pagó una diferencia de RD$63.000.00, monto que consideraron extremadamente alto.
La joven, aun consternada por la inesperada muerte del ser que le dio la vida, asegura que ante situaciones como ésta, el costo de la vida diaria incrementa considerablemente, “puedo decir que el aumento es de 80%, más de los gastos que se tenía en el hogar antes de la enfermedad”.
Ramírez Félix, catalogó de insuficiente el monto de un millón de pesos anual que las ARS destinan para tratar este tipo de enfermedades”.
El galeno afirma que “un millón de pesos ya hace años que es insuficiente; en tres o cuatro tratamientos de oncología se te va un millón de pesos”.
Precisa que, una vez el paciente consume el referido monto en tratamientos para aligerar su malestar, en caso de no contar con los recursos suficientes para darle continuidad, debe esperar un año la reposición del RD$1 millón, a tal punto que en ocasiones el paciente muere durante la larga espera, ya que este enemigo perverso no conoce de pausas.
Ramírez Félix, demanda que la cobertura sea aumentada a RD$3.5 millones anuales, ya que de acuerdo a las estimaciones, un ciclo de tratamiento que suele durar un año y medio, ronda en ese monto.
Otro punto que ha sido ampliamente debatido por años sin novedad hasta el momento, es la inclusión en la cobertura tanto del Régimen Subsidiado como Contributivo, de la cirugía de reconstrucción mamaria después de una mastectomía (extirpación de todo el seno con el fin de tratar o prevenir el cáncer mama).
Esté tipo cirugías reconstructivas oscilan entre RD$ 500 y 600 mil pesos, dependiendo de la técnica a utilizar y los honorarios médicos, procedimiento que hasta el momento es considerado por las administradoras de riesgos de salud como un procedimiento meramente estético.
¿Quién responde por los más vulnerables?
El Sistema Dominicano de Seguridad Social en el país ha progresado significativamente en los últimos 15 años; sin embargo, existe una parte de la población en menor proporción que no están afiliados al Seguro Familiar de Salud (SFS).
El Programa de Medicamentos de Alto Costo del Ministerio de Salud, beneficia a más de 20 mil pacientes del país con enfermedades crónicas y catastróficas, incluyendo cáncer.
El Estado destina anualmente cerca de 3 mil millones de pesos para auxiliar a pacientes de escasos recursos.
A este triste escenario se le suma el hecho de que tanto en el sector público como privado persisten los bajos salarios, los cuales rondan entre RD$10,730.00 y 17,610.00, montos con lo que una familia escasamente logra adquirir algunos productos de la canasta básica del quintil más baja, que de acuerdo al Banco Central a diciembre de este año se estima en RD$13,818.11.
¿Cómo hace frente un paciente?
La respuesta más realista pudiera ser desalentadora; sin embargo, el doctor Ramírez Félix afirma que “la única alternativa es adherirse a la beneficiencia pública, aquí ayudamos a los que podemos”.
Afirma que el Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter mensualmente destina en ayudas por RD$16.000.000 en tratamientos en beneficio de pacientes de escasos recursos.
Asimismo, otras entidades sin fines de lucro también aportan su granito de arena, dentro de éstas la Fundación Amigos Contra el Cáncer Infantil (FACCI); y la Fundación St. Jude de la República Dominicana.
Por Graciela Ramírez
resumendesalud@gmail.com