En un momento indeterminado del día o de la semana, las personas bipolares pueden sufrir cambios en su química cerebral, lo que acarrea que vivan emociones fuertes y extremas: la persona está muy contenta y de repente muy triste, cansado o con ataques de pánico.
Este tipo de pacientes sufre no sólo su enfermedad, sino el rechazo social y mucha incomprensión. Para apoyarles existe la Fundación Dominicana de Trastorno Afectivo Bipolar (FUNDOTAB) creada por la necesidad que tiene la sociedad de enfrentar las enfermedades mentales y ayudar a quienes las padecen, así como a sus familiares y amigos.
Lucy Peña es presidenta de la entidad fundada en mayo de 2012. Cuenta que dispone de los servicios de 10 colaboradores y han asistido alrededor de 200 personas. Allí se reúne el tercer miércoles de cada mes un grupo de ayuda mutua llamado “Cuando mi cabeza me hace trampas”, pues por lo general, eso es lo que le sucede a las personas que padecen de enfermedades mentales. Durante las actividades del grupo los pacientes se reúnen con familiares y amigos para compartir sus experiencias.
Otras actividades que realizan son cinefórum con películas donde se presentan patologías y se analizan luego los episodios presentados. Además desarrollan tertulias cada 15 días para tratar otros temas de interés común.
Peña resalta que la entidad, ubicada en el Centro de Terapia de la psicóloga clínica Carmen Virginia Rodríguez, vicepresidenta de FUNDOTAB, también recibe el apoyo de Olga María Renville y Carlos Mañas Gómez, presidente honorífico radicado en España, donde preside otra fundación llamada “Solidarios Anónimos”.
Manifestaciones
Peña considera que todavía en el país aún se vive de espaldas a las enfermedades mentales. Los dominicanos aún no están preparados para hacer frente al miedo que genera el que un familiar o un amigo padezcan una enfermedad mental como es el trastorno afectivo bipolar.
FUNDOTAB funge como un ente sensibilizador en la sociedad dominicana porque los adultos que padecen esta enfermedad tienden a ser maltratados y discriminados.
La experta en bipolaridad revela que también existen niños con este padecimiento en los cuales se manifiesta de forma distinta; y debido a que en esta nación todavía no hay un diagnóstico que lo determine, tienden a ser confundidos con otros tipos de trastornos como déficit de atención, hiperactividad y son considerados malcriados.
La presidenta de la fundación define el Trastorno Afectivo Bipolar como un desequilibrio químico a nivel de neurotransmisores, que son los mensajeros de las neuronas y determinan su función a través de una liberación de química.
Tipos de bipolaridad
Existen dos tipos de bipolaridad, la uno y la dos. En la primera se diferencian los episodios de manía y depresión, los cuales se manifiestan de forma visible y se dan en consecuencia.
En el estado de euforia o de manía de la tipo uno, la dopamina (que es el neurotransmisor de la motivación y del placer) se libera más de lo debido, en lugar de proporcionar una cantidad justa que la mantenga estable. Esto ocasiona que el estado de ánimo de la persona cambie repentinamente, por ejemplo, cuando se encuentra en el estado de manía la dopamina está alta, provocando la búsqueda de todo lo que brinde placer y energía, eso hace que el individuo desentone a nivel social, según la experta.
Durante la manía los bipolares siempre están activos, tienden a hablar y a escribir mucho porque la dopamina genera creatividad y múltiples pensamientos que se manifiestan de diferentes formas, al mismo tiempo sufren déficit de atención porque no completan las tareas.
Por lo general después de un episodio muy alto de manía o euforia, se produce una fuerte depresión porque la química cerebral cambia. En lugar de la dopamina, en esta etapa entra en acción la serotonina (neurotransmisor del bienestar) que se libera menos de lo necesario causando la pérdida del deseo, las personas duermen más de lo normal y tienen pensamientos negativos que siempre están presentes.
Cuando están en depresión, la mayoría de los bipolares no tienen deseo de hablar, se aíslan a nivel social, no reciben llamadas, comen demasiado o bajan de peso, tampoco se asean con regularidad por lo que necesitan la ayuda de los familiares o de alguien que los cuide.
Esta es la razón por la que se denomina bipolaridad porque son dos polos claramente identificados que se acentúan fuertemente, el positivo y el negativo. Debido a esto los que la padecen pierden su funcionalidad.
Una persona puede durar en manía un mes, siempre y cuando pasen desapercibidos. En depresión puede durar de seis meses en adelante.
La bipolaridad tipo dos es la más compleja porque los bipolares tienen episodios fuertes de hipomanía (estado que está por debajo de la manía en el cual las personas siempre están alegres, funcionales, productivas y no tienen problemas sociales). En esta etapa salen a divertirse con frecuencia. El problema surge cuando están en depresión, la cual es difícil de identificar.
En este estado acuden al psiquiatra acompañados de algún familiar porque están sumisos, no les surge la creatividad, ni la voluntad de socializar, se descalifican como persona, se sienten insignificantes y tienen pensamientos suicidas.
Los bipolares no deben realizar ninguna actividad que les produzca estrés porque se activa la química del cerebro y le cambian las emociones.
Tratamiento
Las personas bipolares deben ser medicadas de por vida para mantener estable la química de su cerebro y las horas de sueño.
La persona que sufre el trastorno no puede controlar por sí sola su enfermedad, necesita el apoyo del psicólogo, del psiquiatra y de los familiares, porque en algunos casos los allegados son precisamente los que ocasionan las crisis por la falta de comprensión y de conocimiento.
SOBRE EL DIAGNÓSTICO
Los familiares, la pareja o los amigos de un paciente bipolar son los que ayudan a determinar el diagnóstico de la enfermedad a través de los síntomas que presenta el individuo, porque el que la padece no se da cuenta.
En la actualidad se diagnostica en Estados Unidos, Canadá y en algunos países de Europa y dura un promedio de 10 años para determinarlo. En algunas personas el proceso es más rápido por la predisposición genética, aunque todavía no existen estudios del genoma humano que demuestren que el padecimiento sea hereditario, señala Lucy Peña, presidenta de la Fundación Dominicana de Trastorno Afectivo Bipolar (FUNDOTAB).
El psiquiatra es el especialista capacitado para establecer el diagnóstico y el tratamiento adecuado para estabilizar la química del cerebro de estos pacientes. Los psicólogos pueden ver las pinceladas del trastorno, pero lo correcto es referir al paciente.
Peña asegura que la única forma de controlar la enfermedad es mediante el suministro de medicamentos, aunque también existen terapias alternativas como la meditación, ejercicios de respiración, yoga y deportes.
Recomienda no abandonar los medicamentos ni cambiar la forma de ingerirlos sin consultar con el psiquiatra, porque puede presentarse una crisis.
Los psicólogos trabajan la personalidad del individuo bipolar a través de las terapias e identifican las señales que detonan una crisis.
En el momento que se diagnostica la enfermedad, el paciente pasa por un proceso de luto y no acepta su padecimiento, luego hay sentimientos de rabia y de impotencia por lo que tiende a suspender el medicamento en secreto y al producirse la crisis sienten mucha culpa.
El primer episodio palpable de la enfermedad se llama ‘debut’ y cuando ocurre, por lo general, el paciente debe ser hospitalizado o ponerlo a descansar mediante terapia de sueño con medicamentos para que el cerebro se regenere.
Los interesados en obtener más información sobre el tema pueden acceder a la página web de la entidad Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Fuente: www.Listin.com.do