Poder económico desplazó lo artesanal de farmacéuticas locales

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La histstern_2.jpgoria de la farmacología o industria farmacéutica de la República Dominicana nació en los consultorios o laboratorios de los propios médicos, quienes realizaban pócimas curativas para las diversas dolencias que luego fueron evolucionando.

Así lo explicó el oftalmólogo e investigador Herbert Stern durante su conferencia “Historia de los laboratorios farmacológicos ligados al ejercicio médico”, ofrecida en el marco del Primer Congreso de Historia de la Medicina.

Stern, quien es autor del libro “Apuntes para la historia de la medicina dominicana”, sostuvo que “en el siglo XIX eran los médicos quienes preparaban los medicamentos, pero ahora es diferente”.

Dijo que con los años esos inventos pasaron a un industria organizada con un gran impacto económico para el país, lo que según dijo ha hecho que los médicos pasen a un protagonismo inferior, debido a que no tiene la potencia económica de las grandes empresas.

En la actividad organizada por la Sociedad Dominicana de Historia de la Medicina, sostuvo que entre los primeros medicamentos se encuentra el jarabe de aceite de bacalao.
Aseguró que uno de los primeros laboratorios funcionaba en el hospital conocido como Marión, liderado por el doctor Ramón Delgado Carbonelly.

Resumen de su exposición
Los primeros en incursionar en la farmacología en el país fueron en 1837 la farmacia La Normal de Santiago.
Luego, el laboratorio estatal Laboquidom y en los años 1945 la farmacia San Luis.

En los 50 entró laboratorios Dr. Collado y en 1980 se inició Acromax Dominicana.
Laboquidom fue una iniciativa de empresarios privados y del IDSS, quienes crearon una línea para hacer sus propios medicamentos.

En el caso de la farmacia La Normal, de la mano de Augusto Espaillat se inició en la fabricación de medicamentos, comprada más tarde por Marino Espinal en los años 1930. En el 2000 fue adquirida por el grupo Farmax, de la misma familia Espinal.