El “run run” de los últimos días, las auditorías médicas. Odiosas, satanizadas, pero al fin parte del tornillo del sistema de salud dominicano cuyas muletas sostienen el aparato que provee salud a los pacientes y negocios a los demás actores del tema.
Mariela Carillo MD es experta en el tema, en el cual ha trabajado por más de 10 años a nivel de ARS, clínicas, médicos y como académica. Ha formado a muchos y servido a muchos. Por eso la autoridad con que nos habla ahora del tema.
Es médico cirujana especializada en calidad en salud presidenta de la empresa de auditoría y asesoría AUDICASU DC, la cual ha tenido varios proyectos en diferentes prestadores del país, siendo los más relevantes: Centro Médico UCE y Policlínico Nacional.
Les dejamos sus palabras:
“La auditoría en los servicios de salud es una herramienta vital, cuando de mejorar procesos clínicos se trata. A pesar de lo anterior y en virtud de una implementación difícil y sin marco conceptual desde el inicio, ha sido tergiversada y hasta cierto punto satanizada, por quienes se ven involucrados en sus dictámenes.
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“De alguna manera los que la ejercemos, no hemos sido capaces de mostrar sus beneficios y se ha interpretado y usado, solamente como un proceso burocrático que “quita” dinero y retrasa los pagos. En respuesta de ello, el auditado, ha resuelto como puede, de manera reactiva.
“Es importante recalcar que el ejercicio de la auditoría se refiere principalmente, a la obtención de información de manera sistemática y continua de tal manera que al consolidarla podamos saber si las atenciones médicas están siendo prestadas de manera pertinente, segura y oportuna.
“La confusión, creo yo, radica en que se ha vendido como un proceso ligado exclusivamente a los pacientes “asegurados” y que avala “pago” o castiga con “no pago”.
“Es verdad que un concepto de auditoría puede afectar el pago en el ámbito de dictaminar, si existió o no incumplimiento de contrato.
“Sin embargo, no podemos olvidar la más profunda razón para hacer auditoría: recopilar información, analizarla y convertir el proceso revisado en uno más productivo, solucionando las fallas y resaltando los aciertos. Esto con el gran propósito de optimizar la prestación en los servicios de salud.
“Los actos médicos tienen unos procedimientos que están avalados por las sociedades científicas, desde siempre han existido los protocolos médicos y las guías, aunque definitivamente, no todos los casos vistos caben dentro de dicho ejercicio esquemático.
“Ahora bien, aquellos que no encajen en las guías, deben ser abordados, desde la racionalidad científica. Al final, es eso lo que lo que auditoría debe revisar, si hablamos de auditoría médica.
“El expediente clínico es un documento fundamental para conocer información de salud de una población. Solo por medio de él, sabremos de qué enfermamos, de qué morimos, cómo nos complicamos. Esa es la manera en que hemos hecho ciencia siempre.
“No debería haber problema con la obligatoriedad de diligenciar dicho documento de manera clara y completa. En primer lugar, porque es tal vez el primer requerimiento que aprendemos a cumplir en las facultades de medicina; en segundo lugar, porque es muy importante tener datos certeros y claros para promover investigación clínica en el país y también porque es una manera de defender lo realizado en instancias legales y administrativas, lo cual incluye el pago de un asegurador en caso de que el mismo exista.
“En resumen, la ampolla que levanta la auditoría, se genera desde la forma y no desde el fondo. Se trata de promover el hecho de cumplir, lo que todos sabemos que debemos hacer, de tal suerte que, ante la revisión, no tengamos miedo o rechazo, sino por el contrario receptividad ante críticas constructivas que mejoren nuestro actuar profesional”