¿Las emociones negativas enferman y le hacen daño al organismo?, lo explican los expertos

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medicosespecislistascuidados.JPGSan José.- Las emociones negativas enferman y le hacen mucho daño al organismo. A raíz del COVID-19, es probable que el sistema de salud tenga que lidiar en un futuro con personas más enfermas emocionalmente, entre ellas, el personal de la salud.

En este sentido la Universidad de Costa Rica (UCR) toma la iniciativa de la mano de la Escuela de Medicina de la UCR llamada “Conversando con las y los expertos”, cuyo propósito es dar a conocer desde la mirada de varios especialistas el impacto del COVID-19 en el cual varios médicos especialistas han planteado sus perspectivas

En este sentido el doctor Cristian Delgado Zeledón, ahora especialista en Medicina Paliativa de la Universidad de Costa Rica (UCR), describió lo que es vivir esa profesión con pacientes que luchan cada día contra una enfermedad incurable y cuyas opciones terapéuticas son cada vez más escasas.

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Si bien las palabras del doctor Delgado reflejaban desde antes del 2020 el retador trabajo en que conlleva la medicina paliativa, la pandemia del COVID-19 intensificó esta tarea con un nuevo desafío. La doctora María José Morales, especialista en cuidados paliativos del Hospital Max Peralta de Cartago, lo dejó en evidencia.

«Ya no era solo el hecho de ayudar a una persona a lidiar entre la vida y la muerte, sino que ahora (adicional a sus pacientes) los mismos profesionales de salud se debían enfrentar a un nuevo virus que, para algunos por sus enfermedades de fondo, se convirtió en un verdadero enemigo morta»l.

Lo esperado pasó y el personal de salud se empezó a enfermar a nivel físico. El último dato divulgado por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) contabilizó un total de nueve funcionarios fallecidos por la enfermedad. Pero ese no sería el único impacto. La salud mental y el bienestar emocional de quienes están en la primera línea de atención se empezó a tambalear.

La doctora Morales tiene razón. Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió  la probabilidad de «un aumento a largo plazo del número y la severidad de los problemas de salud mental», como causa del «sufrimiento inmenso de cientos de millones de personas».

El personal de salud no es la excepción, tanto así que la UCR se volvió partícipe de un estudio que involucra a varias instituciones para investigar la salud mental del personal sanitario en Costa Rica 

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En ese sentido, las acciones internacionales tampoco se quedaron atrás. El 17 de septiembre de 2020 la OMS inició una campaña bajo el lema “Personal sanitario seguro, pacientes seguros”, con el fin de incentivar la seguridad del personal sanitario en la parte de atención y en aspectos tan fundamentales como los emocionales y los psicológicos.

Sube y baja de emociones

Parte del impacto emocional producto del COVID-19 salió a flote cuando el tema de la muerte saltó de manera inesperada. Incluso, para el mismo personal de salud que, antes de la pandemia, ya lidiaba con la dualidad de vida y muerte.

Un respiro paliativo

En una montaña rusa emocional, el personal afrontó el reto de laborar en el contexto de una pandemia inesperada y se puso manos a la obra para generar soluciones nunca antes pensadas en escenarios complejos. ¿Uno de ellos? El abordaje que se le daría a un paciente terminal si contraía la enfermada provocada por el SARS-CoV-2.

Así, nació la idea de empatar con todos los equipos de salud y abrir unidades paliativas de COVID-19 en el hogar. Usualmente, a los pacientes en condición terminal se les trata en el hospital. No obstante, la pandemia abrió una puerta grande para que los paliativistas lograran nuevas sinergias.

Ardua tarea

¿Y cómo lo logran? No tan sencillo. La doctora Morales explicó que cuando un paciente llega con COVID-19, este debe ser clasificado en un sistema de puntuación.

Hay una clasificación que usa los colores verde, amarillo, naranja, dorado y rojo. Desde la medicina paliativa, los pacientes importantes son los dorados, el código de oro, porque están en condición de terminalidad o paliativo que contrajo COVID19.

Estos pacientes no se tienden a beneficiar con un tratamiento intensivo y, en el momento que comienzan con algún síntoma refractario (aquellos que no mejoran con ninguna intervención), es necesario sedarlos. La sedación es el último recurso para dar ese acompañamiento final y humano hacia una muerte digna.

Red institucional

La doctora Cartín explicó que el empatar los cuidados paliativos, con la atención de pacientes terminales en el hogar, requiere de toda una red estructurada y funcional para garantizarle a ese ser humano que estará atendido en una casa segura y tranquila.

De la mano con diversos profesionales de la CCSS, las especialistas educan y evalúan a la familia, tanto social como emocionalmente, para asegurar que el paciente vivirá bien ese tiempo en casa. Para esto, la doctora Saint-Hilaire indica que hay un lema que los rige en todo momento: “siempre hay algo que se puede hacer para aliviar, acompañar y prevenir”. “La creencia de que al paciente paliativo no hay que hacerle nada, es tan solo un mito”, agregó la doctora Cartín.

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Lo que viene

Desde ya las especialistas en Medicina Paliativa se preparan para recibir a una población más enferma. Según la doctora Morales, hay pacientes que no están en condición de terminalidad pero, en caso de tener un COVID-19 severo, su cuerpo no tendrá la suficiente capacidad residual para salir adelante.

Otro grupo, en cambio, podrá tener un COVID-19 severo pero quedar con una capacidad residual tan limitada, que se transformará en un paciente terminal dependiente de la medicina paliativa.

Por otra parte, las especialistas también se empiezan a cuestionar que pasará con los adultos mayores funcionales que se han mantenido en casa por largo tiempo. El Centro de Investigación en Ciencias del Movimiento Humano (Cimohu-UCR) divulgó, en mayo de 2020, un artículo en el cual se explica que el sedentarismo y la inactividad física reducen significativamente el tiempo de vida de una persona, a veces más que el mismo COVID-19.

Actualmente, los cuidados paliativos se gestionan en Costa Rica con referencias completas basadas en la historia clínica del paciente, los exámenes físicos y los estudios en los tres niveles de atención, desde un fortalecido eje de trato humanizado.