Santo Domingo.- Una misión interinstitucional dirigida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) accedió el 5 de abril al hospital Al-Shifa, en el norte de Gaza, para llevar a cabo una evaluación preliminar del alcance de la destrucción y determinar las necesidades con el fin de orientar los esfuerzos futuros para restaurar el establecimiento.
La misión, de gran complejidad, se llevó a cabo en estrecha colaboración con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), el Servicio de Actividades relativas a las Minas de las Naciones Unidas (UNMAS) y el Departamento de Seguridad de las Naciones Unidas (DS), y en coordinación con el Director interino del hospital.
Al igual que la mayor parte de la zona norte, el hospital Al-Shifa, que en su día fue el mayor y más importante hospital de referencia de Gaza, es ahora un armazón vacío tras el último asedio. No quedan pacientes en el establecimiento. La mayoría de los edificios están muy dañados o han sido destruidos y la mayoría de los equipos están inutilizables o han sido reducidos a cenizas.
El equipo de la OMS dijo que la escala de la destrucción ha dejado el establecimiento completamente inoperativo, lo que reduce aún más el acceso a la atención de salud que salva vidas en Gaza. El restablecimiento de una funcionalidad siquiera mínima a corto plazo parece poco plausible y requerirá esfuerzos considerables para evaluar y limpiar los terrenos de municiones sin detonar, a fin de garantizar la seguridad y accesibilidad para que los asociados puedan traer equipos y suministros.
Los edificios del servicio de urgencias, del servicio quirúrgico y de la maternidad del hospital están muy dañados debido a los explosivos y el fuego. El muro oeste del servicio de urgencias y el muro norte de la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) han sido derribados. Al menos 115 camas de lo que una vez fue el servicio de urgencias han sido quemadas y 14 incubadoras de la UCIN han sido destruidas, entre otros bienes. Se necesita una evaluación en profundidad por parte de un equipo de ingenieros para determinar si estos edificios son seguros para su uso futuro.
La planta de oxígeno del hospital ha sido destruida, lo que deja al Hospital Kamal Adwan como la única fuente de producción de oxígeno medicinal en el norte. Es esencial realizar una evaluación exhaustiva adicional para evaluar la funcionalidad de equipos vitales, como escáneres de tomografía computarizada, respiradores, dispositivos de esterilización y equipos quirúrgicos, incluidas las herramientas quirúrgicas y los dispositivos de anestesia. La situación actual ha dejado el norte de Gaza sin capacidad de tomografía computarizada y ha disminuido significativamente la capacidad de laboratorio, lo que compromete gravemente la eficacia del diagnóstico y aumentará las muertes evitables.
Según el director interino del hospital, durante el asedio los pacientes permanecieron en pésimas condiciones. Sufrieron graves carencias de alimentos, agua, atención de salud, higiene y saneamiento, y fueron obligados a reubicarse en otros edificios a punta de pistola. Según la información de que se dispone, al menos 20 pacientes han muerto debido a la falta de acceso a la atención y a la limitación de los desplazamientos autorizados para el personal de salud.
Tras seis meses (medio año) de guerra, la destrucción del Hospital Al-Shifa y del Complejo Médico Nasser ha roto la columna vertebral del ya debilitado sistema de salud. Antes del último asedio, la OMS y sus asociados habían apoyado la reactivación de los servicios básicos en el Hospital Al-Shifa, y el Complejo Médico Nasser recibía suministros periódicos para seguir siendo el principal hospital del sur de Gaza. Esos esfuerzos han sido en vano.
De los 36 hospitales principales que solían atender a más de 2 millones de gazatíes, solo 10 siguen funcionando de algún modo, con graves limitaciones en cuanto a los tipos de servicios que pueden prestar. La incursión militar propuesta en Rafah solo puede dar lugar a una mayor disminución del acceso a la atención de salud y tendría consecuencias inimaginables para la salud. El desmantelamiento sistemático de la atención de salud debe terminar.
La OMS reitera su llamamiento para que se brinde protección a los pacientes, a los trabajadores de la salud y humanitarios, a las infraestructuras de salud y a los civiles. Los hospitales no deben ser militarizados, mal utilizados o atacados. La OMS exige un mecanismo eficaz, transparente y viable de desactivación del conflicto y garantías de seguridad para que la circulación de la ayuda dentro de Gaza, incluso a través de los puestos de control, sea segura, previsible y rápida. La OMS pide más pasos terrestres para que el acceso a Gaza y los desplazamientos dentro de ella se puedan realizar forma más segura y directa.