¿Por qué está fallando nuestra memoria?

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charla-olvidos-webwqww2qqqq.jpgJean Paul escribió que la memoria es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados; sin embargo, la tardomodernidad dista mucho de ser un paisaje paradisiaco para las facultades amnésicas, más bien parece que nuestro cerebro se empeña constantemente en caer en círculos fáusticos que nos hacen perder tiempo, cometer desaciertos, repeticiones, y regresar a mirar si hemos cerrado la puerta, apagado la estufa, tomado el celular. En fin, nuestra memoria ha devenido en un tremendo caos.

Pero ¿qué le está pasando a nuestra memoria? Si recuerdas 4 números de teléfonos es mucho, planificas cinco tareas y apenas terminas el 30%, frecuentemente extravías el nivel en que parqueas en las plazas. La verdad ¡es que no perdemos la cabeza porque la traemos pegada al cuello! y lastimosamente lo que vemos en la consulta es que esto no es la excepción poco a poco se va convirtiendo en la norma.

Entonces ¿tenían mejor memoria nuestros antecesores? ¿Qué factores biopsicosociales han modificado esta desmemoria colectiva?

Uno de los factores preponderantes para optimizar la memoria es nuestra capacidad atencional, una función que cada día se ve más fragmentada y apocada. Oímos más pero escuchamos menos, vemos mas pero no miramos. Vampiros insomnes de noche y zombis somnolientos durante el día, Nadie presta atención, culpemos a la hiperproductividad, a las redes sociales, a la atomización del hombre o pensemos que existe una pluralidad de factores que se sinergizan y no permiten aplicar la plenitud de nuestra atención en lo que hacemos cuando lo estamos haciendo.

La mayoría de los neurocientistas coinciden en el siguiente enunciado: “Donde está tu atención está tu memoria”, vamos tropezando de una tarea a otra sin fijar la atención en nada, ni en nadie.

La atención es el proceso cognitivo fundamentalmente responsable de filtrar las señales del ambiente, amplificando las que son importantes y al mismo tiempo suprimiendo aquellas irrelevantes. Sin embargo, la atención no puede ser vista como un solo fenómeno, se subtipifican en tres clases: la atención selectiva, la atención sostenida y la atención dividida.

Diferentes escenarios requieren diferentes tipos de atención. Necesitamos optimizar cada uno de estos procesos atencionales para garantizar la calidad del flujo informativo que entra a los circuitos de la memoria para maximizar la cognición. Por ejemplo, cuando requerimos concentrarnos en una misma tarea durante un tiempo prolongado, ya sea estudiar para un examen o prepararnos para dictar una conferencia, tenemos que poner en marcha la atención sostenida. Si fuera el caso en el que estamos mirando un programa de televisión y discutiendo sobre una decisión familiar, aquí es la atención divida la que posibilita la alternancia del foco atencional entre distintos estímulos. Este cambio de foco es tan veloz que suele pasar inadvertido simulando que se pueden atender más de un estímulo a la vez, de este modo se genera la ilusión de que estamos haciendo más de una cosa al mismo tiempo (el mito del multitasking).

La mayoría de los estudios coinciden en que la multitarea es una simple simulación, además va en detrimento de otras funciones cognitivas por fallas básicas en la atención plena y la memoria a largo plazo. Por ejemplo, algunas personas dicen que “no memorizo como antes”, “no capto igual”. La neuropsicología y los estudios funcionales explican que esta dificultad en adultos jóvenes sanos es fundamentalmente un problema atencional que luego se traducirá en una mayor dificultad para memorizar datos o eventos. ¿Cómo podemos recordar aquello a lo que no le hemos prestado atención? Es como si no lo hubiéramos registrado, simplemente.

Si un ordenador tiene 5 pestañas abiertas operando al mismo tiempo, puede que funcionen pero todas lo harán con lentitud y algunas comenzaran a frizarse. Así es la atención cuando hay sobreinformación. A estos sumemos los constantes distractores, el estrés, la procrastinación y el obsecuente y repetido check a las notificaciones del móvil que nos llevan como el flautista de Hamelin, queriendo todo y para ya.

¿Qué le pasa a nuestra memoria? Que no hay tiempo para el ahora, que no hay tiempo para la atención y que no hay tiempo para el tiempo.

Por la doctora Marcia Castillo, neuróloga.