Recurrencia en cáncer de mama

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El cáncer de mama es el tumor más frecuentemente diagnosticado en la mujer según las estadísticas mundiales y el segundo en frecuencia de causa de muerte por cáncer. Sin embargo, continuamos en una lucha constante para convencer a muestra población sobre la prevención y la importancia de hacer un diagnóstico a tiempo.

Según la Asociación Americana del Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), cuando el cáncer de mama se descubre en etapa temprana, el 99% de las pacientes están vivas a los 5 años, lo que quiere decir que es una enfermedad curable si se detecta con tiempo y se emplea el tratamiento adecuado.

A pesar de transmitir esta información con vehemencia, principalmente en octubre de cada año, nos olvidamos de las pacientes que ya fueron tratadas por cáncer de mama; ¿qué pasa con ellas y su seguimiento? ¿Cúal es la importancia de asistir a sus citas de control y realizarse los estudios pertinentes periódicamente? El cáncer de mama puede recurrir (volver a aparecer) en 1.1% de las pacientes tratadas dentro de los primeros 5 años, siendo este valor más alto (más de un 20%) para mujeres con factores pronósticos desfavorables (pacientes menores de 40 años, tumores mayores de 2 centímetros, tumor inflamatorio, ganglios positivos, entre otros).

Hay varios tipos de recurrencia, puede ser local, que es cuando se produce recidiva en la mama residual después de cirugía conservadora (cuando se extirpa solo el tumor o una porción de la mama) o en los tejidos blandos de la parte anterior de la pared torácica después de mastectomía (cuando se quita la mama completa).

La recurrencia regional es la recaída que se produce en la axila del mismo lado, la cadena ganglionar mamaria interna o ganglios linfáticos supraclaviculares, es decir, lugares cercanos a la mama, y la recurrencia distal ocurre en órganos distantes, es la más grave de todas y lo que conocemos comunmente como metástasis.

La recurrencia o recidiva puede manifestarse de varias formas: punto único o más nódulos indoloros, que se encuentran dentro o debajo de la piel, o como un área de engrosamiento a lo largo o cerca de la cicatriz de la mastectomía, bulto o hinchazón de los ganglios linfáticos en la axila o en la fosa supraclavicular, linfedema, dolor en el brazo y el hombro o aumento de la pérdida sensorial o motora en el brazo o la mano (participación del plexo braquial).

En estos casos, para los profesionales del cáncer lo más importante es: distinguir entre recurrencia y segundo tumor primario, hacer una clasificación individualizada de cada paciente y descartar metástasis distal.

El tratamiento de la recurrencia a su vez depende de varios factores: tipo de cirugía anterior, status de receptores hormonales, tratamiento adyuvante recibido, edad, si existe mutación de los genes BRCA 1 y 2, uso de quimioterapia neoadyuvante o si se realizó cirugía de tipo oncoplástica. En ciertos casos se puede realizar cirugía nuevamente, utilizar quimioterapia y en la mayoría, la radioterapia es la opción ideal, aún combinada con algún otro tratamiento.

La radioterapia es un tipo de tratamiento oncológico basado en el uso de radiaciones ionizantes para destruir células tumorales con mínima lesión estructural o funcional a los tejidos normales adyacentes, siendo pilar básico en la terapia del cáncer de mama; aproximadamente 8 de cada 10 pacientes se tratan en algún momento con radiaciones ionizantes. Cualquier tipo de recurrencia puede tratarse con radioterapia, aunque la paciente haya sido irradiada previamente, ya sea una recurrencia local, regional o distal, en el último caso, con fines paliativos (mejoría de los síntomas).

Cuidemos y hagamos un seguimiento adecuado según las guías estandarizadas para pacientes con cáncer de mama que ya han sido tratadas, siempre con un equipo multidisciplinario e individualizando cada paciente.

Nathalie Del Pilar González Cazaño
Oncóloga Radioterapeuta