Santo Domingo.- En República Dominicana no se sabe con exactitud cuántos enfermos hay –o cuántos surgen cada año – de cáncer cérvico uterino, próstata, pulmón, colon y mama, problemas cardiovasculares, obesidad y sobrepeso. Todo se alinea con parámetros de la realidad de otros países, se extrapolan las estadísticas. Se salvan, casi a regañadientes, algunos aspectos del corazón y como luz en el horizonte aparece el anunciado Registro Nacional de Cáncer, en pañales aún, muy incipiente.
De 10.266.000 habitantes en República Dominicana, más del 60% de la población se registra como afectado por alguna enfermedad, del cual el 45% representa el cáncer de mama, cáncer cervical, obesidad, enfermedades derivadas de hipertensión, diabetes. En fin, alguno de los principales males mortales y sus derivados que afectan la salud de los ciudadanos.
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Estos pudieran ser datos reales e interesantes si tan solo contáramos con estadísticas que realmente ofrezcan la información de cuántos casos son recibidos anualmente por estas enfermedades mortales, qué porcentaje de la población dominicana vive con la certeza de que su vida está más comprometida que la del resto y cuántos miles de personas dependen de la concienciación; de tratamientos y estudios que a través de sociedades médicas e instituciones de salud responsables de aligerar la carga de los pacientes.
Pero la realidad es que, a pesar de que son cada vez más los casos, estos males no tienen estadísticas.
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Decenas de informes salen a relucir anualmente sobre la cantidad de casos que llegan a clínicas y hospitales, que especializados o no, tratan pacientes con enfermedades de hipertensión, falla cardíaca, tumores cancerígenos, casos ligados a endocrinología, como diabetes y obesidad; que afirman reconocer cuál porcentaje de la población está siendo atendida y/o recibiendo un tratamiento adecuado.
Lamentablemente, informes no certeros pues los profesionales y especialistas de salud en el país tienen la difícil tarea de referirse a casos en base a experiencias foráneas, provenientes de otros países, sobre todo de Estados Unidos, donde las epidemiologías y el comportamiento clínico de las enfermedades no corresponden necesariamente a la realidad de los dominicanos.
El cáncer, un parámetro
El Instituto Oncológico “Dr. Heriberto Pieter”, en Santo Domingo, así como el Instituto Nacional de Cáncer Rosa Emilia Sánchez de Tavares (INCART), en cuanto a cáncer son los puntos de referencias hospitalarios más certeros con los que cuenta el país para referirse a las dolencias de esta enfermedad.
Ambos centros dedicados a la educación, detección, prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer, tanto en el aspecto social como en el médico, llevan un registro hospitalario de todos los casos que reciben anual en sus instalaciones.
Pero todo se queda ahí, ya que en el país son varios los centros que atienden estas dolencias; sin embargo, no todos cuentan con el mismo método para registrar sus pacientes.
‘‘El registro de tumor del Instituto Oncológico “Dr. Heriberto Pieter” en un registro hospitalario interno, que no se puede utilizar para hablar de estadísticas nacionales; sin embargo, durante 15 años desde la existencia del registro y hasta hace apenas un año, fue el único que llevaba casos de cáncer en el país, haciendo una extrapolación de esos datos para arrojar un porcentaje tentativo de lo que pudieran ser los números reales nacionales’’, explica el cirujano oncólogo y director del Heriberto Pieter, José Ramírez.
Con un último registro oficial en 2017, el Oncológico informa haber recibido miles de casos atendidos. En mujeres, de un total de 2.581 casos, un promedio de 1.978 padece de tumor maligno de mama (un 47%); mientras el 10% lo representa el cáncer de cérvix, siendo para la fecha las dos patologías más frecuentes en mujeres con 50 años en adelante, y sigue en acenso.
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Son sus estadísticas actualizadas hasta la fecha y las autoridades del centro informaron que trabajan con el registro de 2018 y que la tendencia en atenciones a nuevos pacientes se mantiene.
Por su parte, entre cuatro o cinco hombres mueren al día por cáncer de próstata, según el doctor Miguel Sánchez Caba, presidente de la Sociedad Dominicana de Urología, basado –como es casi la norma- en extrapolación de estadísticas foráneas.
Es la patología una de las principales atacantes en el sexo masculino.
De hecho, también el Instituto Nacional de Cáncer Rosa Emilia Sánchez de Tavares (INCART), según sus reportes indicadores estadísticos y epidemiológico 2017- 2018, se diagnosticaron 1.433 nuevos casos de cáncer en hombres, de los cuales 483 correspondieron a próstata.
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El cáncer de pulmón, otro atacante silente, letal, arroja poca novedad, sin registro. Es otro que está presente en la vida de miles de dominicanos, tanto en femeninas como masculinos, que tengan como parte de su rutina el consumo de tabaco y cigarrillo.
Recientemente, el pasado mes de noviembre con motivo del Mes del Cáncer de Pulmón, en el país se presentó un tratamiento para la cura de este cáncer. El doctor Eric Heilbron, quien también es director médico de AstraZeneca (empresa farmacéutica global con sede en Londres, Reino Unido), dejó en claro que “la información sobre prevención de este tipo de tumor no es tan frecuente como la del cáncer de mama o de próstata y podría ser una de las razones por las que las personas suelen confundir las alertas que el cuerpo emite’’.
Expresó tambien que el cáncer de pulmón es una enfermedad que se diagnostica en estados avanzados por que tiende a confundirse con algunas otras afecciones respiratorias, y en su descubrimiento (ya habiendo metástasis) las esperanzas de vida son casi nulas. Otra sombra que apunta a la falta de estadísticas en el sector salud.
El INCART, el Centro de Cáncer HOMS, del Hospital Metropolitano de Santiago; ONCOSERV Santo Domingo, Red Oncológica Dominicana Integral (RODI) y Medicalnet son algunos de los centros de salud que ofrecen atención sobre patologías del cáncer y sus tipos, pero por alguna razón no cuentan con un registro congruente sobre las incidencias de la enfermedad.
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En respuesta a este mal, recientemente se inauguró la Unidad de Registro Nacional de Cáncer en el país, con la que se aspira establecer definitivamente el registro nacional de esa enfermedad.
Un proyecto tiene décadas tratando de concretarse y que ahora trata de ser una realidad con el financiamiento internacional de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), así como la iniciativa del Ministerio de Salud y el Servicio Nacional de Salud, Facultad de Ciencias de la Salud de la UASD y con el apoyo del Centro internacional de investigaciones sobre el Cáncer (IARC).
Esta iniciativa, aún en estado muy incipiente, permitirá que la carencia de este necesario registro pueda corregirse.
El doctor José Ramírez enfatizó que ‘‘como muchos saben, el cáncer es un problema serio en este país, en el mundo y sobre todo en Latinoamérica. Según la OPS, en 30 años tendremos 100% más cáncer que el que tenemos actualmente y una forma de prepararse para ese momento es el conocimiento de números, medidas, región, factores de riesgo respecto a esta patología’’.
«‘Así que la importancia de este proyecto del Registro Nacional de Cáncer es una necesidad capital, ya que necesitamos conocer los números, pues lo que no se mide es muy difícil de predecir’’, observa.
Este sistema de información del cáncer tiene como objetivo principal la recopilación, almacenamiento y análisis de datos del cáncer para la creación de nuevos programas de control, desarrollo de estrategias de prevención, tratamiento e investigación científica del cáncer en una población y, sobre todo, contar con datos confiables sobre el cáncer en una población determinada, indicó el patólogo Adrian Puello, quien dirigirá la Unidad de Registro de Cáncer.
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Estableció que «aunque no existe la definición de un tamaño de población óptimo para ser cubierto por un registro de cáncer, en la práctica el tamaño recomendado es entre 1 y 5 millones. Trabajar con poblaciones más grandes puede dificultar el mantenimiento de la integridad y la calidad de los datos’’.
‘‘El establecimiento de un registro de cáncer de base poblacional en una determinada población representa un avance epidemiológico global, de manera que los datos recolectados sirvan de aporte para el mejoramiento de los tratamientos del cáncer en una región determinada, y a su vez contribuir a establecer estadísticas aún más confiables sobre el cáncer a nivel mundial’’, sustentó Puello, en un artículo especial escrito en conjunto con el doctor Daniel Gómez para Resumen de Salud.
Reflejos de luz
Mientras llega para otras enfermedades que atacan en el país ese foco de luz que recién empieza a iluminar la realidad del cáncer, éstas se ven en la necesidad de seguir un camino oscuro, escaso de información real y al asecho de datos internacionales, con la esperanza quizás de que en algún momento se pueda contar con su propio organismo que registre cada uno de sus casos de acuerdo a las realidades de sus pacientes y por supuesto la realidad del dominicano.
Son estos algunos de los reflejos de luz (fuentes de datos) ante tanta oscuridad para muchos profesionales y especialistas en el país: EFRICARD I; EFRICARD II; RENAIC – RD; EFRICARD III (próximamente) y EMPREFAR.
La Oficina Nacional de Estadística, que debería ser el referente principal de las estadísticas dominicanas, cuenta con una última actualización de una enfermedad destacada en el mercado del año 2016, y es sobre la ‘‘Estimación’’ del número de personas con VIH por indicador según año, 2000-2015.
Esta información es recopilada por diferentes instituciones, principalmente el Ministerio de Salud y el Instituto Dominicano de Seguros Sociales, así como la proyección de resultados de encuestas que abordan la situación de salud de la población dominicana.
El hecho de que el país carece de estadísticas sobre salud se propaga tanto como el aumento de pacientes con enfermedades terminales.
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Experto habla
El doctor Elbi Morla Báez, pediatra endocrinólogo, profesor universitario, investigador y autor de varias obras del campo de la salud, expresó que “con la falta de registros poblacional sobre las enfermedades más mortales que atacan en el país, no tendremos un referente de pacientes, gastos y, por supuesto, los tratamientos que necesitan esas personas que padecen ciertas enfermedades’’.
Un parámetro en acuerdo a esta carencia es un estudio que está desarrollando el Hospital Infantil Dr. Robert Reid Cabral, a publicarse este 2020, donde el material de estudio es la prevalencia de diabetes en niños y jóvenes hasta los 20 años.
Junto a esto, la investigación establecerá cuántos de esos niños no recibe tratamiento, otro síntoma latente en la sociedad dominicana de acuerdo con declaraciones del doctor Morla.
Y es que cerca del 25% de los dominicanos padece o es diagnosticado con esta enfermedad, siendo de ellos un 13.45% niños, que se estima dentro de siete u ocho años duplicarán las actuales estadísticas, de acuerdo al doctor Ammar Ibrahim, director del Instituto Nacional de la Diabetes, (INDEN).
Un estudio al corazón
Fausto Warden, presidente de la Sociedad de Cardiología, asegura que las enfermedades cardiovasculares y coronarias son la segunda causa de muerte en el país y, sin embargo, la Sociedad no cuenta con un registro oficial que pronostique las cifras reales de estas enfermedades.
‘‘La mayoría de las informaciones que manejamos, lamentablemente y generalmente, son informaciones de otros países, que se tratan de la salud a nivel mundial y que no necesariamente representan lo que pasa en nuestro país’’, asegura Warden.
Pero destacó que pese a la situación en el país las distintas sociedades médicas aportan para que esta situación cambie, con pequeñas investigaciones y encuestas como fue el caso de EMPREFAR, ‘‘Encuesta sobre Prevalencia de Hipertensión Arterial y Factores de Riesgo’’.
Dicha encuesta dictaminó que la prevalencia de la hipertensión arterial es de un 30.8%, mientras un 68% de la población conoce que padece esta condición y solo un 60% recibe un tratamiento propio de la misma.
Como resultado, una visión de la problemática a tratar, en este caso la concienciación de la enfermedad misma y con gran importancia también, suplir la escasez de medicamentos.
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‘‘La implantación de registros para estadísticas en el sector salud es una vía necesaria para conocer el estado de salud del país, pero necesitamos un mayor esfuerzo por parte de las autoridades principales; necesitamos un paso más grande que el de recibir propuestas. El Estado y el Ministerio de Salud son los que emanan las disposiciones finales de ayudar con esta carencia’’, puntualiza el cardiólogo.
A un ritmo de 0 a 50 por minuto se pueden definir las estadísticas referentes a enfermedades cardiovasculares, partiendo que desde 2012 en el país no se actualizan con datos certeros los registros sobre enfermos por condiciones ligadas al corazón, dígase hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, colesterol, entre otras.
El (EFRICARD II) -Estudio Factores de Riesgos Cardiovascular y Síndrome Metabólico en la República Dominicana- en continuación con la investigación de una primera parte desarrollada también por el cardiólogo e investigador Rafael Pichardo, probablemente el más reciente estudio que engloba a pacientes con condiciones cardiológicas a fin de detectar las principales dependencias que les afectan, segmentarlos y darles seguimiento preventivo para que la población conozca sus puntos vulnerables en materia de salud, evitando que estos agraven su situación.
Que para ese momento los datos arrojados fueron: 41% de la población dominicana padece hipertensión arterial; 62.3 % de los dominicanos son obesos; 45.1% representa diabetes mellitus.
Al referirse a los hipertensos, el estudio aseguró que este problema de salud era conocido por el 52.2% de la población y eran medicados, mientras un 39% estaba completamente ajeno a este padecimiento, implicando esto un desenlace fatal por la falta de medicación.
Hasta aquí todo estaba bien, pues se podría decir que en cardiología había un gran paso de estadísticas locales, pero esos datos relucen de una muestra de 4.700 personas afiliadas al Seguro Nacional de Salud (SENASA), que auspició la investigación realizada por el Instituto de Cardiología y las Sociedades Dominicanas de Cardiología y Endocrinología, con el fin de conocer las realidades de sus afiliados, ubicarlos, darles seguimiento preventivo y así evitar complicaciones que los conviertan en pacientes de alto costo.
Según el estudio, para ese momento SENASA administraba los riesgos de salud de más de 2 millones 462 mil 185 afiliados; pero, ¿qué hay del resto de la población?
En 2018 se dijo que 37% de las muertes que se registran en República Dominicana se deben a las enfermedades cardiovasculares, según la ex presidenta de la Sociedad Dominicana de Cardiología, Claudia Almonte, refiriéndose a estudios de patología forense.
La hipertensión arterial, cardiopatía coronaria, fallo cardíaco, accidente cerebrovascular, arritmias y las valvulopatías, son las principales patologías cardíacas en el país, señaló Almonte, quien agregó que pese a la situación no existen estadísticas sobre estos males.
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La insuficiencia cardíaca se ha convertido en otra gran amenaza de salud en el mundo y en República Dominicana, debido a la gran cantidad de personas que viven con este mal y el costo que implica un adecuado tratamiento para los pacientes que la padecen.
El pronóstico de la disfunción cardíaca se ha comparado con las neoplasias más frecuentes y ha demostrado mayor mortalidad que el cáncer de mama y ovario en mujeres, solo superado por el cáncer pulmonar, según la Sociedad Dominicana de Cardiología.
Esta es la razón por la que en 2017 esa entidad anunció el Primer Registro Nacional de Falla Cardíaca, Registro Nacional de Insuficiencia Cardíaca RENAIC – RD, un proyecto multi-céntrico diseñado para estudiar las características y evolución de pacientes que, bajo la iniciativa de la Sociedad Dominicana de Cardiología, fue llevado a cabo en su directiva 2017-2019, presidida en ese momento por la doctora Claudia Almonte, mediante el Consejo de Falla Cardíaca.
Dos años más tarde, y a punto de iniciar una nueva década, los resultados del proyecto fueron los esperados. Aunque no fue un registro que englobó a todo el país, si contó con 504 pacientes, la mayoría de los cuales sufría hipertensión y enfermedades coronarias, como factor de riesgo que influyen en el desarrollo de insuficiencia cardíaca.
Por Anya Oviedo