En Estados Unidos, Europa y en naciones desarrolladas es normal difundir los montos que envuelven las operaciones comerciales y las grandes inversiones de los emporios económicos. En República Dominicana, no.
Por tanto, es la pregunta del millón y nadie quiere revelar el monto que envolvió la compra de 33 sucursales de la cadena de farmacias Farmax por parte del Grupo Carol, propietaria de 67 establecimientos dedicados al a venta libre de medicamentos conocidos como OTC y que no requieren la poderosa prescripción.
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Las fuentes farmacéuticas consultadas se negaron a hablar del tema. Nadie, en el conservadurismo del sector, quiere ofrecer detalles.
Se habla, por lo bajo, de que la operación conllevó sumas de 300 o 400 millones, pero eso es información oficiosa no confirmada por las partes envueltas en el negocio.
Ni las asociaciones que agrupan empresas farmacéuticas criollas y extranjeras quisieron abrir la boca.
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El martes pasado, Grupo Carol hizo el anuncio de lo que era un secreto a voces en el sector farmacéutico y de salud: la compra de Farmax, una cadena con su génesis en el año de 1837 y cuya marca estaba relacionada con las empresas de la familia Espinal.
