La lucha contra el cáncer, con atención especial el cáncer de mama, es uno de los principales y prioritarios temas de agenda en salud a nivel mundial.
Cada vez son más los recursos destinados a la investigación científica sobre esta enfermedad, su tratamiento y la promoción de su prevención.
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Los últimos años, según las estadísticas, más personas detectan a tiempo cualquier indicio de célula cancerígena en su organismo, gracias a las consistentes campañas de prevención.
Sin embargo los mismos tratamientos que ayudan a la gente a sobrevivir de este mal, podrían afectar también el corazón, explicó la presidenta de la Sociedad Dominicana de Cardiología (SODOCARDIO).
En ese sentido, la doctora Claudia Almonte manifestó que estos descubrimientos se han convertido en preocupación y reto para cardiólogos y oncólogos dominicanos.
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Dijo que esta realidad ha llevado a la ciencia a unir conocimientos formando nuevas disciplinas científicas como la cardio-oncología.
Afirmó que el riesgo de muerte cardíaca es mayor que el de recurrencia del cáncer, con una mortalidad hasta siete veces mayor.
Advirtió que indicadores similares también tienen efecto en materia de insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares.
Explicó que los sobrevivientes a largo plazo pueden tener mayor riesgo de hipertensión arterial, aumento del colesterol e infarto agudo de miocardio. “Nos encontramos con alivio por un lado y preocupación por otro”.
Aseguró que la ciencia ha determinado que algunos fármacos quimioterapéuticos, radioterapia craneal y torácica, y sobre todo, hematopoyéticas, se asocian a un incremento de la incidencia de eventos cardiovasculares comparados con pacientes que no han recibido estos tratamientos.
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Almonte explicó que a esta condición se le conoce como cardiotoxicidad, un término a menudo escuchado entre los especialistas de pacientes con cáncer y que en República Dominicana está presente en el 27% de los pacientes sobrevivientes de cáncer.
Cardiotoxicidad es la condición en la que hay daño al músculo del corazón.
Como resultado de la cardiotoxicidad, es posible que el corazón no pueda bombear sangre a través del cuerpo, lo que puede deberse a la quimioterapia u otros medicamentos utilizados para controlar la progresión del cáncer.
Si es severa, puede llevar a una cardiomiopatía, complicación que puede variar en el tiempo de su aparición siendo agudo o crónico para el paciente dependiendo de si los síntomas aparecen de inmediato (días después de concluir un tratamiento de quimio o radioterapia o años después).
Para ello, la ecocardiografista del centro médico MCA y MCA Naco explicó que ambas ramas procuran investigar la biología de estos efectos y buscar formas de prevenirlos, manejarlos y posiblemente de contrarrestarlos.
Agregó que el Consejo que el Consejo Cardio-Oncológico de la Sociedad, por la experta Lidia Soto, tiene el objetivo de desarrollar unidades cardio oncológicas en hospitales, clínicas y centros de diagnóstico especializados en tratamientos de cáncer.
La idea de la especialidad en el campo de la atención cardiovascular es que se puedan impulsar la creación de equipos formados por especialistas de la cardiología, oncología y hematología de adultos y pediátricos.
De esta manera podamos mejorar la salud cardiovascular de los pacientes oncológicos y se minimizan los efectos nocivos que esos tratamientos causan al corazón.
El nuevo hallazgo del que se forma esta especialidad, detalla que exista una mayor facilidad asistencial para el paciente con un enfoque multidisciplinario.
En ese sentido, es de vital importancia la discusión del tema entre los profesionales involucrados de manera que cada paciente afectado de cáncer pueda encontrar de inmediato una respuesta conjunta.
Es importante que todo paciente que ha sido sometido a tratamientos anti cancerígenos sea evaluado -sin dilaciones- por su cardiólogo.
Asimismo, aquellos que estén recibiendo tratamientos deberán conversar con su oncólogo y combinar estas evaluaciones con evaluación cardiovascular, al mismo tiempo.
Por esta razón, Almonte consideró que los equipos multidisciplinarios (los especialistas) deberán mejorar, a partir de entonces, la coordinación, la comunicación y la toma de decisiones acordadas para garantizarle una supervivencia sin mayores traumas al paciente.
