Santo Domingo.- Los servicios en salud han vivido un proceso evolutivo constante y continuo, bien se ha dicho desde siempre, que en medicina lo que es mentira hoy, es verdad mañana y esto se extiende más allá de lo probatorio de las decisiones terapéuticas, porque si hacemos un análisis comparativo de la forma del personal sanitario antes y la de hoy, podremos señalar diferencias sustanciales en estos 2 momentos de la historia.
Pero no es solo el equipo, también el paciente ha cambiado, es más activo, más exigente, procura llegar más orientado a la consulta y pide el espacio para poder decidir.
Pero el marco global que envuelve la interacción médico-paciente, también ha cambiado, pasamos de un modelo paternalista, donde el médico tenía la última (y a veces la única) palabra a un nuevo modelo, en donde el protagonista es el paciente, quien toma las decisiones de donde, como y quien le va a acompañar y a mentorear para poder mantener y mejorar su calidad de vida.
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Evolucionamos también de los consultorios pequeños a modelos industrializados de la salud, en donde el intercambio por gallinas, frutas, quesos, etc, ya no es una moneda válida, en donde para llegar a quien presta el servicio es necesario pasar tantos filtros, que terminamos agotados, un sistema que en su momento, redujo una persona a un diagnóstico a un síntoma, a un número de expediente o de habitación y así dejamos de ser personas, para convertirnos en la apendicitis de cama 2 o el ACV de cama 5.
Y aunque hemos tenido avances tan asombrosos como la cirugía robótica y contamos con verdaderos genios en el área de la salud… A las personas no les importa cuánto sabes, si no cuanto ellos te importan a ti.
Durante mi formación en medicina, fueron muchas la historias que intentaban graficar, como las trampas del destino, había enrostrado a algún profesional de la salud, colocando como víctima de su propia dejadez e inercia a un ser querido, jamás pude comprobar la veracidad de aquellas historias o si solo eran con la intención de aleccionarnos y que mantuviéramos el enfoque en lo más importante: Servir, ayudar.
Lo cierto es que esta vorágine que terminó convirtiendo a los pacientes en usuarios y a los galenos en prestadores, ha creado una grieta en la relación del médico y su paciente, han seccionado tanto la práctica que a veces hasta se hace difícil pensar que una sola persona pueda tener la necesidad de tantos servicios al mismo tiempo y la despersonalización del ejercicio, da la impresión de que el paciente envía solo una parte de sí para ser evaluada, dejando tras la puerta del consultorio el hígado, el corazón, el cerebro o cualquier sistema que no comprenda el área de especialización del profesional que le asiste.
No pretendo agredir la formación altamente especializada, todo lo contrario, es necesaria dada la aparición de las complicaciones en etapas más tempranas en números preocupantes de pacientes, sin embargo, es necesario que, en este momento de la historia, reflexionemos sobre el tipo de soluciones que estamos construyendo y las bases que impulsan e inspiran ese proceder.
¿Cómo se definen las bases de la atención en salud?
La prestación de servicios en salud está contenida en un marco en que intervienen diversos elementos, esa interacción, es lo que conocemos como sistema de salud. Para que un sistema sea funcional, debe haber un equilibrio entre los actores principales: Pagador (Aseguradora/ Pacientes privados), Prestador (equipo de salud), Regulador (Gobiernos) Demandante (paciente), Industria (corporaciones y empresas relacionadas con el sector directa o indirectamente).
¿Qué modelo de atención tenemos en nuestro país?
Actualmente estamos migrando, aunque muy lentamente, a la Atención Primaria en Salud, un modelo que pretende clasificar la atención basados en las necesidades del paciente, así, es posible garantizar acceso, optimizar y gestionar los recursos disponibles. Es una forma de atención que se caracteriza por ser integral e integrada, enfocada en las personas, de bajo coste y alto impacto, con una visión generalista del abordaje de las situaciones de salud, abarcando así, no solo al individuo, sino su entorno, el constructo socio-cultural, la comunidad, de aquí su estrecha relación con la Salud Pública, descrita por C.E.A. Winslow (1920) como ¨La ciencia y el arte de impedir las enfermedades, prolongar la vida, fomentar la salud y la eficiencia física y mental, mediante el esfuerzo organizado de la comunidad¨.
Las soluciones propuestas desde la óptica integral de la Atención Primaria en Salud, la hace poseedora del título de estrategia ideal, para solventar las situaciones de salud a las que se enfrenta el sistema sanitario actual, un sistema que fue concebido bajo la premisa de vida o muerte, pero que no estaba preparado para la demanda permanente de servicios, atención y recursos, por millones de pacientes, que viven con una enfermedad crónica y que suponen la causa de más del 85% de las muertes prematuras prevenibles.
¿Y cómo es que ante una solución salomónica como la Atención Primaria hemos tardado tanto? Pues desde el momento de su nacimiento hubo muchos detractores de esta estrategia, quienes la vieron como una medicina de mala calidad, para pacientes pobres (referido así por la doctora Chang en su informe de 2008 como directora de a OMS), sin embargo, la realidad se ocupa de recordarnos la magia oculta tras las cosas pequeñas y para muestra Covid-19, cuya estrategia de respuesta principal fue distancia social, lavado de manos, uso de mascarillas y posteriormente la vacunación, todas estrategias generadas desde Atención Primaria y ejecutadas también en ese nivel. Y me llega una pregunta loca a la cabeza: ¿Qué pasaría si generamos soluciones en esos fundamentos para la Crónicas No Transmisibles? Lo dejo a su criterio.
Estamos ante las puertas de una reestructuración de la prestación de los servicios, es imperante repensar la forma en que estamos haciendo las cosas, si las soluciones que estamos construyendo son respuestas reales o simplemente buscan yugular síntomas.
Así, estimado lector, es buen momento para definir los criterios, las bases y el enfoque de esta nueva era de la prestación de los servicios en salud en República Dominicana, una temporada en la que debe imperar no solo la digitalización de la atención, si no en que debemos devolver el nombre a los pacientes, poner un rostro a las condiciones, una época que registre en la historia, como fuimos capaces de ver al paciente más allá de su herida, donde las personas continúen siendo, aun en momentos de vulnerabilidad, en donde los usuarios vuelvan a ser pacientes y los prestadores sus médicos de confianza.
Por Dra. Lenisse Candelario
Médico familiar y comunitario