La gonorrea Neisseria ha desarrollado resistencias a todos los antibióticos utilizados en su abordaje.
Por ello, «es inevitable que no pueda tratarse en los próximos cinco años», ha explicado Colm O’Mahoney, consultor del Hospital Condesa de Chester, en el Reino Unido, durante la sesión plenaria Resistencia a Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), que ha impartido en el XXIV Congreso de la Academia Europea de Dermatología y Venereología, que se ha celebrado en Copenhague.
De acuerdo a una publicación del portal Diario Médico, el primer caso identificado de resistencia a las cefalosporinas fue registrado en Japón en 2011 en una prostituta. Por tanto, según O’Mahoney, es necesario frenar la resistencia a las cefalosporinas utilizando estrategias dirigidas a la terapia dual, que combinen azitromicina o doxiclicina con ceftriaxona.
«En 2011 se comenzó a aplicar un abordaje de la gonorrea Neisseria con ceftriaxona 500 mg intramuscular y 1 gramo de azitromicina oral. No obstante, el 79,2 por ciento de la gonorrea diagnosticada en el Reino Unido es resistente al tratamiento, y hace sólo tres semanas hubo un brote en la zona inglesa de Leeds.
La combinación de fármacos podría retrasar la aparición de resistencias pero no pararla». Uno de los problemas del abordaje son los portadores orofaríngeos asintomáticos de gonorrea. Por tanto, es necesario centrarse en ciertos grupos de riesgo, como el colectivo de hombres homosexuales, en los que hay que hacer hincapié en la educación sanitaria y en el uso de precauciones. «Hay que promover el mensaje de promoción en la población.
En ciertos casos podrían utilizarse medidas profilácticas farmacológicas, pero eso expondría a los pacientes a otras ITS. Hay que centrarse en el objetivo» y en cómo manejarlo.
Asimismo, O’Mahoney ha concluido que existen programas de vigilancia en gonorrea, como el USA Surveillance Programme y el Eurosurveillance. No obstante, es necesario que esa observación se extienda de forma global para que la comunidad científica pueda observar el avance de las resistencias.
En la misma línea, O’Mahoney ha explicado que la sífilis ya es resistente a la azitromicina en el Reino Unido y que el abordaje actual ha retrocedido de nuevo a la inyección de penicilina. Lo mismo ocurre con la clamidia, que comienza a presentar resistencias, y que está dejando de ser una patología banal incluso en países con buenos servicios sanitarios.