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nto Domingo. – En República Dominicana cada año se diagnostican 203 casos nuevos de mieloma múltiple (cáncer en la médula ósea).
El dato es de la Fundación de Pacientes con Mieloma Múltiple, a propósito de que hoy es Día Mundial del Mieloma Múltiple, fecha que aprovecha para denunciar las necesidades de estos pacientes que llevan más de seis meses en lista de espera en el programa de Alto Costo, a que le aprueben sus medicamentos, situación provoca el deterioro de muchos pacientes hasta llevarlo a la muerte.
En ese orden, cita el caso reciente del fallecimiento de la joven Leydi Saldaña, de 35 años quien dejó dos niños en la orfandad.
Esta joven desde el 14 de marzo de este año estaba en lista para comenzar su tratamiento, pero no corrió con la suerte del acceso a los fármacos.
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La fundación se encarga de brindar apoyo al paciente y cuidador, tanto a nivel de educación con relación a su enfermedad y la parte emocional, como seguimientos desde el diagnóstico hasta lograr el acceso a su medicamento, para poder alcanzar una larga vida.
Entre los síntomas más comunes del mieloma están dolor de espalda o de huesos, fatiga inexplicable e infecciones recurrentes o persistentes.
El 5 de septiembre se conmemora el Día Mundial del mieloma múltiple, fecha dedicada a todos los pacientes del mundo y en el que se celebran los avances obtenidos, pero sobre todo es un día para llamar la atención a las autoridades de Salud sobre la situación de los nuevos pacientes diagnosticados con este cáncer hematológico y los demás tipos de cánceres.
Medicamentos de calidad
Los promotores de la fundación dicen que a los cánceres de la sangre se les debe dar la prioridad que ameritan en función de la carga de morbilidad que representan en el país, por lo tanto, es responsabilidad del Estado, a través del Ministerio de Salud.
También resaltan, que en un tema tan delicado como la salud de las personas y el suministro de medicamentos, el criterio que debe prevalecer para la selección, de los mismos es la calidad y aval científico, que integra en sí misma la seguridad, eficacia y eficiencia del producto para los pacientes y en segundo plano los costos, tal y como se establece en la normativa vigente sobre compras y contrataciones del Estado; tomando en cuenta el respecto a los derechos fundamentales de las personas y el deber del Estado de garantizarlo, en este caso, mediante el Ministerio de Salud.
Concluye que, comprando medicamentos que no garanticen la seguridad y la eficacia en el tratamiento de los pacientes, lo único que se puede esperar, como ya está sucediendo, es el retroceso de la enfermedad y el aumento del gasto de bolsillo de los pacientes y llevar al Estado a incurrir en más gastos, ya que estos pacientes van a requerir de otros fármacos.
