Santo Domingo.- Una alimentación saludable y balanceada en los pequeños durante los primeros tres años de edad es vital para prevenir problemas de salud en el futuro. Durante este período, los bebés poseen mucha energía y su crecimiento es acelerado.
La asesora en Alimentación del Recién Nacido, Mariana Valverde, recalcó que, de cero a los seis meses de edad, lo recomendable es que el bebé se alimente exclusivamente con leche materna.
Alrededor de los seis meses, los niños comienzan a mostrar señales de que están listos para tener una alimentación sólida. Algunas de las destrezas necesarias para iniciar este proceso son sentarse con poco apoyo y mantener la cabeza erguida, la coordinación de ojos, mano y boca al tomar objetos; además, de mostrar interés por la comida.
Durante el proceso de transición se sugiere iniciar solamente con un tiempo de comida e ir aumentando a dos, a partir de los ocho meses de nacido. A los 10 meses de edad, el bebé está listo para hacer el desayuno, el almuerzo y la cena; asimismo, la ingesta de leche materna debe continuar, dado que es la principal fuente de alimento para el bebé en su primer año de vida.
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Según comentó Mariana Valverde, el orden de los alimentos cuando se inicia este proceso pueden escogerlo los padres. “Lo ideal es ofrecer frutas, verduras, carnes y cereales – que sean de textura apta y segura para el bebé-; se recomienda priorizar alimentos altos en hierro como el hígado de pollo, las lentejas, los frijoles, las semillas de cáñamo, el edamame y la carne de res”, agregó Valverde.
Una vez superado el año de edad se sugiere hacer tres tiempos de comida y dos meriendas, así como continuar con lactancia materna hasta idealmente los dos años o más. Para esta etapa se busca que la dieta incluya diariamente: 2 a 3 porciones de fruta, la misma cantidad de vegetales y lácteos, entre 6 a 8 porciones de cereales y 2 porciones de proteína.
«Ofrecer una amplia variedad de alimentos y exponer al bebé a diferentes sabores y texturas, reducen la probabilidad de que el pequeño sea selectivo con su alimentación e incluso evitar alergias en el futuro” enfatizó Valverde.
En cuanto a las texturas, si los padres escogen comenzar la alimentación complementaria con el método de papillas la progresión debe ser tipo puré fino si la alimentación se inicia entre los cuatro y seis meses. Luego, entre los seis y siete meses se introduce papilla espesa y por último a más tardar a los nueves meses, hacer la progresión a trozos grandes fáciles de agarrar con su mano y blandos al aplastar.
Alergias e intolerancias alimentarias
Un niño puede ser alérgico a cualquier alimento, sin embargo, los más comunes y que producen alergia, son la leche de vaca, el trigo, la soja, los huevos, el maní, las nueces, los pescados y los mariscos.
Cuando se introduce un alimento que es un alérgeno alimenticio común, lo ideal es evitar ofrecer más de uno nuevo por día; ya que, si el bebé muestra señales de alergia, es más fácil identificar cuál alimento pudo haber causado la reacción. Si por el contrario el bebé lo tolera, el ideal es continuar ofreciéndolo un par de veces más a la semana para mantener la tolerancia.
“Previamente se creía en esperar a cierta edad para introducir alérgenos alimentarios era lo mejor; sin embargo, lo que nos indica la evidencia más reciente es que introducir estos alimentos de manera temprana y constante puede más bien ayudar a prevenir alergias en un futuro”, agregó Valverde.
Los síntomas de una alergia van a variar en su presentación entre bebés y también en su severidad. Algunas que podrían presentarse son: urticaria, eczema, hinchazón, secreciones nasales, comezón nasal o corporal, estornudos, náuseas, vómitos, cambios en la coloración de la piel, anafilaxis
Si el bebé tiene una reacción alérgica a un alimento, lo recomendable es consultarlo y manejarlo con guía de un médico pediatra o alergólogo.