Santo Domingo.- Las enfermedades no transmisibles (ENT) impactan la calidad de vida de millones de personas y generan altos costos para los sistemas de salud. A pesar de que se ha discutido ampliamente y se han diseñado políticas públicas y campañas de comunicación para tratar de detener el impacto de estas, la epidemia sigue creciendo.
La realidad es que, las enfermedades no transmisibles constituyen la principal causa de muerte, discapacidad y enfermedad crónica en la región de las Américas, causando 5.5 millones de muertes cada año, siendo más del 85% de estas muertes prematuras, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En cuanto al contexto local, se calcula que en la República Dominicana el 72% de todas las muertes, corresponde a ENT, en un rango de 30-70 años, según cifras de la OPS en 2018.
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Asimismo, el monitoreo de esta organización, en relación con las enfermedades no transmisibles, publicado en 2022, muestra que las principales dolencias en Latinoamérica son cardiovasculares, cánceres, afecciones respiratorias crónicas y diabetes.
De las cuales, México, Panamá y Argentina son los países más afectados con un 80%, 78% y 77% respectivamente y República Dominicana con un 19% de muertes prematuras.
Datos que fungen como un llamado de alerta a los organismos competentes para la creación de soluciones sistémicas.
Ante esto, con miras a explorar alternativas para lograr una estrategia óptima que motive cambios de hábitos e impulse los planes del sector salud, la consultora de comunicación LLYC, presenta el Informe ‘’Hábitos que cuestan la vida: La epidemia de las Enfermedades No Transmisibles’’, en el cual han participado 38 expertos en salud pública, médicos, representantes de empresas y grupos de pacientes en siete países de Latinoamérica: Colombia, México, Argentina, Panamá, República Dominicana, Ecuador y Brasil.
Entre las principales reflexiones de este trabajo, destacan: el crecimiento de la necesidad de inversión para lograr las recomendaciones de la OPS.
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El informe explica que aunque hay un compromiso universal para reducir un 30% la mortalidad prematura por estas dolencias para 2023 (OMS), acortar la brecha de inversión para las personas que viven con ENT es uno de los principales desafíos en Latinoamérica, donde la mayoría de los países todavía no tienen un presupuesto asignado a esta estrategia y no cumplen con la recomendación de la OPS de tener una inversión pública en salud equivalente al 6% del PIB para 2027.
La mirada de los expertos: Hacia un sistema de salud preventivo
El 90% de los 38 expertos que participaron en el reporte coincidieron en la necesidad de unir esfuerzos, vincular a la sociedad civil y al sector privado para obtener mejores resultados en la lucha contra estas enfermedades y mejorar la calidad de vida de las personas.
Para ello, destacan la urgente necesidad de cambiar el enfoque de un modelo curativo a un modelo preventivo, esto se debe a que 9 de cada 10 encuestados coincide en que los pacientes no tienen una cultura de adherencia al tratamiento.
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Respecto a los principales desafíos para enfrentar las ENT, el 97% de los encuestados recomienda a los gobiernos enfocarse en la prevención para mejorar la tasa de diagnóstico oportuno; el 90% mencionó la importancia de crear programas de educación al paciente sobre estilos de vida saludables y acceso a medicamentos.
Mientras que el 80% señaló la necesidad de fortalecer la atención primaria y el 5% cita la importancia de luchar contra la contaminación del aire, del agua y estar atentos a los precursores cancerígenos en los alimentos.
El informe también identifica la necesidad de campañas que consideren la bidireccionalidad y la creatividad para generar una conexión que logre influir para cambiar los hábitos y lograr una sociedad más sana con el uso y análisis de datos, nuevas tecnologías y nuevos canales de comunicación.
Se requiere un liderazgo que busque un nuevo esquema de relacionamiento para lograr la participación de diferentes sectores, identificar territorios de conversación y oportunidades para crear una nueva narrativa que impulse al cambio entre los pacientes y sus influenciadores para inspirar un esfuerzo coordinado que logre los resultados esperados para el 2030, meta establecida por la OMS.